Ana María Matute, palabras y fantasía.
Ana María Matute nació un 26 de julio de 1925 en Barcelona. Fue la segunda de cinco hermanos dentro de una familia pequeño burguesa devota y conservadora. Una parte de su infancia la vivió en Madrid, lo cual resulta sorprendente ya que muy pocas de sus historias relatan sus vivencias en la capital madrileña.
A sus cuatro años, Ana María sufre una enfermedad que la lleva a mudarse con sus abuelos a Mansilla de la Sierra, una pequeña población ubicada en las montañas riojanas. Esto, marcaría profundamente no solo su infancia sino también su escritura. El primer decenio de su vida coincidió con el comienzo de la Guerra Civil Española. Estos años de oscuridad, dictadura, violencia, muerte y miseria dejaron marcada a fuego a la futura escritora. Sus primeras obras literarias dejan una clara constancia de los traumas sufridos durante el conflicto bélico y las consecuencias de la situación de la posguerra.
La vida de Ana María Matute no fue nada fácil, sobre todo, su infancia. Esta pionera de la escritura española vivió en un contexto social y político donde el ambiente de las letras y el mundo editorial era casi exclusivo de los hombres.
Ana María Matute
Ana María, el régimen franquista y la censura.
Si bien su primera obra la escribió a la edad de diecisiete años, ésta, no fue publicada sino hasta once años después. Hacia finales de los años cuarenta y cincuenta recibió numerosos premios. Sus novelas y relatos de publicados en la época como «Los Abel», «Fiesta al noroeste», «Primera Memoria» y «Los hijos de los muertos», ocultaban una crítica al régimen franquista español pero, a pesar de ello, Ana María Matute fue la ganadora del Premio Nadal, el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa.
Luciérnagas, la novela escrita en 1949 y que fuera censurada por el régimen dictatorial, fue publicada recién en 1993. Esta heroína de las palabras publicó «La torre vigía» en los años setenta y se alejó de la escritura. Tras la ruptura y divorcio del que por entonces era su marido y padre de su único hijo, debido a las leyes del franquismo, perdió los cuidados personales de su hijo lo que le generó serios problemas emocionales.
El Nobel de Literatura que no fue.
En el año 1976, Matute fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, luego de varios años de silencio, recién en 1984 se alzó con el Premio Nacional de Literatura Infantil por su obra literaria, «Sólo un pie descalzo».
Ya en 1996, después de publicar «Olvidado Rey Gudú», Ana María Matute es elegida académica de la Real Academia Española de la Lengua convirtiéndose así en la tercera mujer en ser aceptada por esta institución patriarcal en los últimos trescientos años.
En 2010, fue condecorada con el prestigioso Premio Cervantes.