Confucianismo-Hiroo Onoda
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Confucianismo y el honor japonés: Hiroo Onoda

El confucianismo no es una religión en sí misma. Confucio (551 a.C. a 479 a.C.), pensador chino, desarrolló una filosofía política basada en el extrañamiento hacia las guerras y en la focalización del plano terrenal, pero es importante remarcar que Confucio no niega la vida espiritual. Esta focalización cuenta con un sistema jerárquico de obediencia no impuesto por la fuerza. Además, glorifica tanto el pasado, la vejez y al padre.

Se estima que la doctrina confuciana ingresó a Japón con la ola de influencia china en los siglos VI y IX. Aunque el budismo es importante en Japón en términos históricos y espirituales, sería en el siglo XVII cuando el gobierno de Tokugawa glorifique al confucianismo como filosofía pertinente para la sociedad. Desde entonces, las doctrinas confucianas impregnaron la sociedad japonesa de modo tal que, a principios del siglo XIX, Japón se convierte en un Estado confucionista. 

Confucianismo - Hiroo Onoda

Sin embargo, la doctrina no sobrevivió pasado la segunda mitad del siglo XIX. Los cambios que la modernidad influyó en la sociedad japonesa no le permitió una estadía completa y profunda. No obstante, al día de hoy, el confucionismo sigue atravesando a los japoneses como doctrina filosófica, pero no de la manera ejecutada en el pasado. Lo que más prevalece de la doctrina propuesta por Confucio es la importancia del orden social que conlleva al sistema de jerarquías.

¿Cómo enlazamos al confucianismo con el honor japonés?

El nivel de jerarquías en la sociedad japonesa es observable en muchos puntos del intercambio cultural, pero podemos enlazar al confucianismo con el honor japonés, más concretamente con el honor de un hombre particular: Hiroo Onoda. 

Hiroo Onoda fue un militar del Imperio Japonés, quién batalló durante la Segunda Guerra Mundial. Nacido en Kamegawa el 19 de marzo de 1922, Onoda se enlistó en 1942 y tras dos años de entrenamiento, fue enviado a la jungla filipina de Lubang.

Durante varios meses, su misión principal fueron tareas bélicas como la destrucción de instalaciones y comunicaciones del bando enemigo. Sería en febrero de 1945 cuando los norteamericanos llegaron a Filipinas, acabando con las tropas japonesas y llevando a Japón a la redención. El que no lograba escapar, quedaba como prisionero de EE.UU.

No obstante, Onoda recibió una orden de su mayor Yoshimi Taniguchi: seguir luchando hasta el final de su vida bajo la promesa de un rescate por parte del ejército japonés. Cumpliendo órdenes de su superior, Onoda se escondió en la jungla filipina con otros tres soldados japoneses. Para Onoda y su grupo de compañeros, toda persona seguía siendo enemiga, e ignoraban cualquier tipo de aviso que indicaba la redención japonesa –como los panfletos comunicacionales japoneses-. El militar japonés continuó la nueva misión de pertenecer con vida, misión que culminaría 30 años después.

Se cree que el grupo de Onoda termino con la vida de unos 35 aldeanos. Con el pasar de los años, este grupo de soldados fue entregándose a las autoridades, de manera voluntaria o forzada. En 1950, un soldado se entregó a las fuerzas filipinas al creer que efectivamente la guerra había terminado. Tras este hecho, las autoridades locales empezaron a buscar a los otros tres soldados. En 1954 lograron abatir a uno de los tres soldados y tras dieciocho años, abatieron a otro más, quedando Onoda como único superviviente.

¿Qué ocurrió con Onoda?

En el año 1974, un joven llamado Norio Suzuki fue el responsable en advertir a Onoda la finalización de la guerra. El joven encontró al soldado japonés en la jungla filipina, ya que el mismo era un fanático de las historias sobre la Segunda Guerra Mundial, y fue capaz de comunicarle el fin de la guerra luego de 30 años. Sin embargo, Hiroo Onoda se abstuvo de creerle y decidió esperar órdenes de sus superiores para llevar a cabo la retirada. Como la trama de una película, el joven Norio regresó a Japón y buscó comunicarse con el superior de Onoda, Taniguchi, quién finalmente viajó hasta Filipinas para dar la orden final. 

Aunque su país lo recibió como un héroe, Onoda desconocía de los avances que Japón vivió durante todo este tiempo, por lo que le costó acoplarse al nuevo Japón. Por este motivo, decidió emprender una vida como granjero en Brasil, aunque luego decidió regresar a Japón. Se desconoce si fue llevado a juicio por los crímenes cometidos durante y posterior a la Segunda Guerra Mundial. 

En territorio nipón, creó una escuela enfocada en la supervivencia para los más jóvenes, enseñando todo tipo de técnicas que él mismo utilizó durante su estadía en Filipinas. Luego, comenzó a escribir un libro autobiográfico llamado Sin redención: mi guerra de 30 años tras recibir 160.000 dólares. Su figura es considerada histórica, la misma fue fuente de inspiración para la película ‘El último soldado imperial’. 

Confucio y honor: la noción de jerarquía

La noción de jerarquía es pertinente para la doctrina confuciana. En el caso de Onoda no sólo cumplió órdenes desde la profesión militar, sino que permite pensar la posibilidad de una relación simbiótica entre honor y jerarquía. El padre o figura masculina es considerada la figura con mayor importancia en la estructura jerárquica de la sociedad japonesa.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en Japón existía fuertemente la idea del Kokutai, la cual sufre un quiebre ante la redención japonesa y la ocupación norteamericana. El Kokutai ponía como cabeza de ese cuerpo nacional al Emperador, y por debajo suyo venían otras figuras con diferentes rangos que se encontraban en distintas posiciones –ascendente o descendente- en la estructura de jerarquía.

Por lo tanto, para Onoda, acorde a su rango dentro de la jerarquía, la orden debía venir de su superior, no desde una figura inferior, exterior o de su mismo rango. Hiroo Onoda pudo haber roto con la tradición, con la orden impuesta, con la jerarquía pero decidió continuar con la misma, lo cual lo detuvo en el tiempo durante 30 años. 

Hoy en día, la potente doctrina confuciana puede ser analizada desde otra perspectiva, ya no a través de la guerra o la relación superior-soldado, sino en las escuelas o colegios, relaciones cotidianas y empresas, especialmente en las empresas japonesas y las relaciones románticas donde el rango, las relaciones con otros sujetos y la jerarquía son pertinentes para poder avanzar en la sociedad y mantener el orden social.

Aunque no de manera masiva y explicita, todavía con matices patriarcales, al día de hoy puede ser observable cierta presencia femenina en la jerarquía de diferentes ámbitos y eso es un avance respecto a la estructura de la doctrina. 

Redactora | + publicaciones

Estudiante de Letras en la Universidad de Buenos de Aires. Amante de la cultura y la literatura japonesa. Intento de crítica literaria.

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