
En el marco del Día de la Cero Discriminación, resulta indispensable reflexionar sobre cómo el arte se ha transformado en un medio poderoso para fomentar la igualdad y visibilizar las luchas de las comunidades históricamente marginadas. En América Latina, diversos artistas han utilizado sus prácticas estéticas y conceptuales para denunciar estructuras de poder opresivas, reivindicar identidades diversas y promover un discurso de activismo que desafía la discriminación en todas sus formas.
Este artículo se adentra en las propuestas de algunas de las voces más significativas de la región, cuyo trabajo es testimonio vivo del compromiso con la justicia social, la perspectiva de género y el uso de un lenguaje inclusivo que abraza a todes.

El arte como forma de resistencia
Desde tiempos inmemoriales, el arte ha sido una herramienta para la transformación social. Las expresiones creativas permiten cuestionar normas establecidas y abrir espacios de diálogo en contextos donde la censura y la represión han sido moneda corriente. En América Latina, la historia política y social ha marcado profundamente la producción artística. La lucha contra dictaduras, la visibilización de pueblos originarios, migrantes, afrodescendientes y diversas identidades de género han motivado a artistas a incorporar en su obra denuncias y propuestas de cambio.
El activismo en el arte no se limita a una estética particular, sino que se nutre de la intención de transformar la realidad. El arte de la inclusión y la igualdad se materializa en proyectos que invitan a la reflexión, generan empatía y, sobre todo, rompen con los discursos excluyentes. En este sentido, las creaciones de artistas latinoamericanos se posicionan como manifestaciones de resistencia y esperanza, aportando a la construcción de una sociedad más justa.
Tania Bruguera: El compromiso político desde Cuba
Una de las figuras más reconocidas en el panorama internacional es la cubana Tania Bruguera. Su obra se caracteriza por la puesta en escena de situaciones que invitan a la participación del público, desdibujando las líneas entre el artista y la audiencia. Bruguera ha empleado intervenciones públicas que ponen en evidencia la fragilidad de los sistemas autoritarios y la necesidad de empoderar a la ciudadanía para la transformación social.
El trabajo de Bruguera se enmarca en un discurso crítico que denuncia la discriminación estatal y social. En proyectos como “Immigrant Movement International”, la artista ha explorado la movilidad y la inclusión de migrantes, generando espacios de encuentro y debate. Su metodología, basada en la participación y la intervención en espacios públicos, se alinea con la perspectiva interseccional, reconociendo las múltiples dimensiones de la opresión, desde el género hasta la clase y la etnia.
La obra de Bruguera se ha exhibido en instituciones de renombre mundial, lo que evidencia el alcance global de su mensaje. La inclusión de testimonio directo y datos verificables en sus intervenciones la posiciona como un referente en el arte comprometido con la igualdad y la justicia social.
Regina José Galindo: El cuerpo como lienzo de la protesta
La guatemalteca Regina José Galindo ha desarrollado un lenguaje artístico radical en el que el cuerpo se convierte en el escenario de una protesta visceral contra la violencia, el machismo y la discriminación. Su performance “Perra” es una de las obras más contundentes en la que la artista expone las cicatrices de la violencia de género y denuncia la opresión sistemática que sufren las mujeres y otras identidades.

Escribo la palabra PERRA con un cuchillo sobre mi pierna derecha. Una denuncia de los sucesos cometidos contra mujeres en Guatemala, donde han aparecido cuerpos torturados y con inscripciones hechas con cuchillo o navaja. (PrometeoGallery di Ida Pisani, Milán, Italia. 2005)
Galindo utiliza su propio cuerpo para evidenciar los límites impuestos por una sociedad que perpetúa la desigualdad. Su enfoque invita a la reflexión sobre la vulnerabilidad de los cuerpos y la necesidad de reconocer y valorar las diversas formas de existencia. En cada presentación, la artista logra un impacto que trasciende lo estético, estableciendo un vínculo empático con el espectador y convocándolo a cuestionar las prácticas excluyentes que se han normalizado en el imaginario colectivo.
La perspectiva de género en su obra se plasma en el rechazo a los estereotipos y en la reivindicación de la dignidad de quienes han sido históricamente invisibilizados. Al transformar el dolor en una herramienta para la denuncia, Galindo reafirma la capacidad del arte para actuar como catalizador de cambio social.
Alfredo Jaar: La imagen y el activismo en el contexto urbano
El artista chileno Alfredo Jaar es otro exponente que ha aprovechado el arte para cuestionar la discriminación y denunciar las desigualdades inherentes a la sociedad contemporánea. Jaar es reconocido por su capacidad para transformar imágenes cotidianas en mensajes poderosos que invitan a la reflexión sobre la política, la memoria y la representación de las minorías.

A través de instalaciones y proyectos que integran medios audiovisuales y textuales, Jaar plantea interrogantes sobre la relación entre la imagen y el poder. Su obra “The Rwanda Project”, por ejemplo, explora la manipulación mediática y la construcción de narrativas que invisibilizan las tragedias de conflictos humanos. En este contexto, el arte se erige como un instrumento crítico que no solo documenta la realidad, sino que la interroga y la reconfigura en pos de una mayor inclusión.
El compromiso de Alfredo Jaar con la justicia social se refleja en su insistencia por brindar visibilidad a aquellos que han sido relegados a los márgenes de la sociedad. Su labor ha sido fundamental para demostrar que el arte puede ser un espacio de resistencia frente a discursos discriminatorios, promoviendo una cultura de igualdad que reconozca la diversidad de experiencias y voces.
Maria Magdalena Campos-Pons: Memoria, identidad y resistencia
La cubana Maria Magdalena Campos-Pons trabaja desde una perspectiva que une la memoria histórica con la reivindicación de las identidades afrodescendientes y de género. Su obra, en la que se funden elementos de performance, fotografía y video, está impregnada de un profundo sentido de la identidad y la pertenencia. Campos-Pons invita a repensar la historia desde una mirada que reconoce las huellas de la esclavitud, la migración y la resistencia de los pueblos originarios y afrodescendientes en América Latina.

Uno de los aspectos más destacados de su trayectoria es la forma en que utiliza el arte para rescatar narrativas olvidadas o silenciadas. Al trabajar con materiales que evocan rituales, leyendas y prácticas culturales ancestrales, la artista genera un puente entre el pasado y el presente, subrayando la importancia de la inclusión de saberes y cosmovisiones diversas en el discurso cultural contemporáneo. Este enfoque se alinea con una perspectiva feminista y antirracista que denuncia la discriminación estructural y aboga por una sociedad más plural.
Campos-Pons también ha participado en proyectos colectivos y residencias artísticas internacionales, lo que ha contribuido a ampliar el alcance de su mensaje. Su obra es un llamado a la acción que convoca a la comunidad global a repensar la historia y a construir un futuro donde la igualdad y el respeto por la diversidad sean valores fundamentales.
Hélio Oiticica y Lygia Clark: Legados que inspiran la transformación
Aunque sus trayectorias se desarrollaron en contextos históricos diferentes, los aportes de los brasileños Hélio Oiticica y Lygia Clark siguen siendo relevantes en el discurso sobre el arte como herramienta de cambio. Oiticica, con sus instalaciones y obras interactivas, rompió con la rigidez del arte tradicional y abrió espacios para la participación del espectador, anticipando formas de inclusión que se han vuelto esenciales en el arte contemporáneo.

Seja Marginal, Seja Herói. 1968 – Hélio Oiticica
Por su parte, Lygia Clark propuso una relación dialéctica entre el objeto artístico y el sujeto, invitando a la transformación de las experiencias estéticas en procesos terapéuticos y liberadores. Ambas figuras han dejado un legado que trasciende lo meramente visual, al mostrar que el arte puede y debe ser un medio para cuestionar las estructuras que perpetúan la discriminación y la exclusión.
Estos legados se conectan con las prácticas actuales de artistas que adoptan una postura crítica y comprometida con el activismo. La visión de Oiticica y Clark sigue siendo una fuente de inspiración para quienes creen que el arte puede generar cambios significativos en la manera en que se construyen las relaciones de poder y se concibe la identidad.
Perspectiva de género y lenguaje inclusivo en el discurso artístico
Un aspecto esencial del arte comprometido es la incorporación de una perspectiva de género que reconozca y cuestione las desigualdades estructurales. El uso de un lenguaje inclusivo en las prácticas artísticas y en la crítica cultural permite derribar barreras y visibilizar identidades diversas, fomentando la inclusión de todas las personas, sin importar su género, orientación sexual o procedencia étnica.
Las artistas mencionadas han integrado en su trabajo una sensibilidad que se opone al lenguaje sexista y promueve la equidad. Este compromiso se refleja en la manera en que abordan temas como la violencia de género, la invisibilización de cuerpos y voces diversas, y la resistencia frente a discursos excluyentes. La transformación de la narrativa cultural pasa, en parte, por la redefinición de los discursos que históricamente han marginado a ciertos colectivos.
El activismo en el arte, desde esta perspectiva, se convierte en una herramienta para la reconstrucción social. La capacidad de generar empatía y conectar con la experiencia vivida de cada persona es uno de los elementos clave que potencian el mensaje de igualdad y inclusión. Así, el arte no solo se transforma en un reflejo de la realidad, sino en un agente de cambio que invita a repensar las dinámicas de poder y a construir un mundo donde la discriminación no tenga cabida.
El papel de las instituciones y festivales en la difusión del arte activista
El reconocimiento y la difusión del arte comprometido han sido impulsados, en parte, por instituciones culturales, festivales y espacios de exhibición que valoran la creatividad como herramienta de transformación social. Museos y centros culturales en América Latina y en el mundo han apostado por exhibir propuestas que integren la crítica social y la perspectiva de género, ampliando el alcance de artistas que luchan contra la discriminación.
Por ejemplo, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) ha incluido en su colección obras de Alfredo Jaar, consolidando su trayectoria y subrayando la importancia de la imagen en la denuncia de injusticias. De igual forma, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha destacado el trabajo de Maria Magdalena Campos-Pons, reconociendo la relevancia de su aporte a la memoria histórica y a la visibilización de identidades subalternas.
Estos espacios, al privilegiar una mirada crítica y diversa, contribuyen a romper con los cánones tradicionales del arte. La exhibición de obras que abordan temas de discriminación y igualdad se convierte en una plataforma que impulsa el diálogo y la colaboración entre artistas, académicxs y activistas, fortaleciendo así la capacidad del arte para generar transformaciones culturales.
El impacto del arte en la sociedad: más allá de la estética
La labor de los artistas latinoamericanos comprometidos con la lucha contra la discriminación trasciende la mera exposición estética. Su obra incide en la forma en que se perciben y se viven las realidades sociales, generando un impacto que se manifiesta en la transformación de actitudes y en la generación de conciencia crítica. El arte se convierte, de esta forma, en un medio para empoderar a las comunidades y para construir narrativas que desafían la opresión.
El testimonio de quienes han sido objeto de exclusión se vuelve central en estas propuestas. Los artistas no solo presentan sus propias vivencias, sino que abren espacios de diálogo para que personas de distintos contextos compartan sus experiencias y se sumen a la lucha por una sociedad más justa. La incorporación de testimonios, datos verificables y la crítica a las estructuras de poder refuerzan la credibilidad de un discurso que se niega a normalizar la discriminación.
En un contexto global donde las desigualdades se agudizan, el arte se presenta como una herramienta indispensable para visibilizar las luchas y para reimaginar el futuro. La capacidad de transformar el dolor en un mensaje de resistencia y esperanza es, sin duda, uno de los legados más importantes de la práctica artística comprometida en América Latina.
Hacia una sociedad sin discriminación
El Día de la Cero Discriminación nos invita a reconocer el papel transformador del arte en la lucha por la igualdad y la inclusión. A través de la mirada crítica y comprometida de artistas como Tania Bruguera, Regina José Galindo, Alfredo Jaar, Maria Magdalena Campos-Pons, y los legados de Hélio Oiticica y Lygia Clark, se evidencia que el activismo estético es fundamental para desafiar discursos excluyentes y para visibilizar las múltiples dimensiones de la opresión.
Cada obra, cada intervención y cada performance es un acto de resistencia que clama por el reconocimiento de derechos y por la construcción de espacios donde la diversidad sea celebrada y no criminalizada. Al integrar una perspectiva de género y utilizar un lenguaje inclusivo, estos artistas nos recuerdan que la lucha contra la discriminación es también una lucha contra los estereotipos y las prácticas que históricamente han limitado el desarrollo pleno de todas las personas.
El compromiso con la transformación social pasa, inevitablemente, por la reconstrucción de los discursos que rigen nuestras vidas. El arte se erige como un medio para cuestionar, transformar y reimaginar las estructuras de poder, proponiendo alternativas que privilegian la inclusión y la igualdad. En este sentido, la obra de los artistas latinoamericanos analizados no solo refleja una realidad compleja y contradictoria, sino que también abre caminos hacia un futuro en el que la discriminación sea cosa del pasado.
La celebración del Día de la Cero Discriminación es, por lo tanto, una oportunidad para reafirmar el compromiso con una sociedad que valore la diversidad, que respete las diferencias y que reconozca que la verdadera transformación social solo se logra cuando todas las voces tienen el mismo peso y la misma visibilidad.
El arte y el activismo convergen en una práctica que, a través del compromiso y la creatividad, invita a la reflexión y a la acción. En un mundo en constante cambio, es fundamental apostar por expresiones culturales que no solo documenten la realidad, sino que la transformen. La historia de América Latina es testigo de innumerables luchas y resistencias, y el artesigue siendo uno de los medios más potentes para honrar esas historias y construir nuevos relatos basados en el respeto, la empatía y la justicia social.
Sumate a Nuestra Comunidad
¡Queremos seguir compartiendo lo mejor del cine y la cultura desde una mirada única, pero para eso necesitamos tu apoyo! En Rock y Arte creemos en el poder de la comunidad para sostener un periodismo independiente que se anima a cuestionar las narrativas tradicionales. Si disfrutaste este análisis sobre Longlegs y querés seguir leyendo contenidos que exploran el cine, el arte y la cultura con una mirada interseccional y crítica, te invitamos a colaborar con una donación.
Cada aporte cuenta para que podamos seguir generando espacios de reflexión y debate que no vas a encontrar en otro lado. Sumate a nuestra comunidad de lectores comprometidos y ayudanos a seguir creciendo como un medio independiente que lucha por visibilizar lo que otros prefieren callar. Juntos podemos mantener viva la cultura independiente.
Hacé tu donación acá y seamos parte de la construcción de Rock y Arte, donde las voces diversas tienen lugar. ¡Gracias por formar parte!