Haría falta un estudio sociológico para poder comprender ciertos aspectos de un argentino. Los extranjeros que han conocido el país, aseguran que se trata de personas un tanto arrogantes, pero que a la vez son los más amistosos y divertidos a la hora de entablar una charla. Es aquel que puede defenestrar a su país en cinco palabras, pero a la vez es capaz de enojarse hasta las últimas consecuencias con cualquiera que insulte su tierra. Puede ser uno de los mayores admiradores del primer mundo, pero al mismo tiempo el que piensa que, como un argentino, no hay.
Hay algo que es visible y distintivo en todos ellos y es la pasión, en lo que sea. Para muchos, el argentino “siente diferente”, por eso suele decirse que entre ellos se encuentran los mejores publicistas del mundo, porque saben comunicar de otra manera, porque sienten a flor de piel y se dejan llevar por las emociones valga lo que valga.
“Pensábamos que habíamos visto todo en Glasgow o en Imola, incluso en Austria, pero River Plate fue increíble” decía Brian Johnson, el vocalista de AC/DC. Según la banda británica-australiana, el recital que dieron en la Argentina en 2009 fue una real demencia y algo insuperable, a tal punto, que fueron los recitales utilizados para documentar el Black Ice Tour. Solo hace falta imaginar lo que debe sentirse en el corazón de los músicos ingleses, con una cultura y costumbres un tanto diferentes, que más de 37.666 argentinos unidos en una noche canten al unísono con la energía que los caracteriza cada una de sus canciones, desde la más metálica hasta la más romántica haciendo temblar el escenario.
De todas maneras, que una sola banda asegure eso no puede llevar a que el mundo opine que la Argentina tiene el mejor público de todos. Corría el año 1994 y la banda estadounidense de heavy metal, Megadeth, llegaba al país. Bastó para que los rasgueos de la guitarra eléctrica comenzaran a hacer vibrar el estadio dando paso a que comience Symphony of Destruction para que Dave Mustaine, el cantante, quedase atónito por lo que estaba escuchando. Mientras el solo de la guitarra sonaba, el público comenzó a entonar, el ahora famoso, Megadeth, Megadeth aguante Megadeth.
“Fue algo bastante único que no vi en ninguna parte del mundo” confesaba el vocalista. “Cuando oís a la gente cantar los riffs de la guitarra, te vuela la cabeza” decía Mustaine.
Fue tal el fenómeno generado que comenzó a expandirse a todos los públicos del mundo, desde Guatemala hasta Filipinas y sin lugar a dudas, ese fragmento pasó a ser parte de la letra de la canción.
Otro gran conquistado por los argentinos fue Chris Martin de Coldplay. El conjunto inglés decidió abrir su show en abril 2016 y cerrarlo en noviembre de 2017 en el mismo sitio, en el Estadio Único de la Plata. El encanto por el país fue inmediato y Martin quiso darle al público que fue a cerrar el tour A Head Full of Dreams una sorpresa. Por fonética y con acento británico entre palabras castellanas, Martin empezó a cantar “ella durmió…” y así enloqueció el auditorio.
Si uno busca en Spotify, puede encontrar la versión en vivo y escuchar a los fans gritar la canción que recorre el ADN de los argentinos. Martin le dio a su público el regalo inolvidable: una canción de Soda Stereo entonada por la banda favorita a la que fueron a escuchar, en este caso, Coldplay.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando una banda nacional toca para ellos? Lo que sucede, es que se genera el pogo más grande del mundo. Para quien no sabe, un pogo es un círculo formado por gente dejando en medio un hueco y, generalmente, cuando suena por ejemplo el estribillo de una canción, saltan bien juntos hasta el hueco de un lado para el otro. Sí. Así como suena.
El primer pogo más grande del mundo nació en el Estadio Presidente Perón en 1998 cuando los Redondos de Ricota comenzaron a tocar “Jijijí”, uno de sus temas más clásicos cantados por el Indio Solari. Si uno lee, así nomás, realmente puede entender que se trata de mucha gente que salta de un lado al otro porque está emocionada y exaltada, pero ¿por qué el más grande del mundo? Nada más y nada menos porque llegó a medir 5,4 en la escala de Richter, es decir, un sismo moderado que puede causar daños en edificios mal construidos.
Resulta que a los argentinos les gusta que hablen de ellos y también que les reconozcan sus logros: que como un mate argentino, no hay, que jamás habrá un mejor jugador de fútbol como Maradona ni una mejor hinchada y que incluso llegaron a la cima del mundo con el Papa Francisco. De hecho, si uno entra en Google Trends, donde puede investigar qué es lo que la gente buscó últimamente, puede ver que desde el 18 de abril de 2021 hasta el 25 del mismo mes, la frase “argentinos los mejores” llegó a su pico de popularidad en el país.
A ellos les gusta escuchar a extranjeros opinar sobre ellos, por eso, no es extraño que sean cada vez más los Youtubers, y recientemente Tik Tokers, que se dediquen a reaccionar a cosas que hacen los argentinos. Podría decirse que pudieron entender a la perfección el nicho donde deberían ir: a una audiencia que le guste escuchar elogios sobre ellos mismos. Los creadores de contenido supieron captar que les gusta verse a ellos mismos reflejados en videos y sentirse un poco más fuertes entre tanto por arreglar porque, como un argentino, como un argentino no hay.