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El zapato como distinción social: un breve reporte de la pobreza en Argentina y sus implicancias en el desarrollo de las infancias

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“El zapato siempre fue una distinción social” y “Descalzos somos todos iguales”, afirmaba Diego Bustamante, fundador y director general de la Asociación Civil Pata Pila en el programa televisivo de Juana Viale.

En lo que va del año 2021 en la Argentina, se estima, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que más del 57% de los niños menores de 14 años son pobres.

El zapato y la desigualdad


El número es sumamente alarmante y pone de manifiesto que el 15,7% de esos preadolescentes, no pudieron acceder a la Canasta Básica Alimentaria(CBA) es decir, “el conjunto de alimentos y bebidas que satisfacen requerimientos nutricionales, kilo calóricos y proteicos, cuya composición refleja los hábitos de consumo de una población de referencia”, según la definición del INDEC, y son considerados indigentes.

La CBA se utiliza como variable para determinar la Línea de Indigencia, mientras que la Canasta Básica Total (CBT), se utiliza para establecer la Línea de Pobreza. Esta última comprende, no solo alimentos, sino que es más amplia abarcando vestimenta, transporte, salud y vivienda.

Esto quiere decir que, si la familia cuenta con los ingresos para cubrir la CBT, se entiende que no es pobre. Por otro lado, si la familia no tiene los recursos suficientes para comprar los alimentos comprendidos en la CBA, es considerada indigente, que es, según el INDEC, “un subconjunto dentro de los hogares pobres”.

No poder consumir los nutrientes básicos desemboca en diversas consecuencias tanto a nivel físico como cognitivo y emocional, entre ellos, desnutrición, disminución de la capacidad de aprendizaje, deterioro del desarrollo intelectual y fallas en el sistema metabólico.

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A principios del año 2020, el Gobierno Provincial de Salta declaró en emergencia socio sanitaria a tres localidades; Orán, Rivadavia y San Martín, en donde murieron 16 niños de comunidades indígenas y se detectaron “855 casos de desnutrición aguda en menores de 5 años y más de 10.000 casos en situación de riesgo”, según el informe publicado por Relief Web y realizado por la Oficina del Coordinador Residente en Argentina en colaboración con las agencias de la Organización de las Naciones Unidas y socios humanitarios, que dio cuenta de fallas estructurales por parte del Estado.

A primeras, es lógico y necesario tener en cuenta los efectos negativos de la desnutrición, pero pocas veces se piensa sobre las implicancias de no tener acceso a bienes y servicios.

En la Argentina, son muchas las familias en situación de pobreza, o pobreza extrema, que no llevan a sus hijos a las escuelas por falta de calzado. “El zapato siempre fue una distinción social”, contaba Bustamante en el almuerzo televisivo.

Según una investigación realizada por el Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el año 2018, casi el 18% de los niños de entre uno y 17 años no tenía calzados o uno de su talle.

Si bien aún no hay datos concretos sobre la cantidad de chicos descalzos en 2021 en la Argentina, se puede pensar cuantos no tienen acceso a vestimenta si entre 2018 y 2020 más de 3 millones de personas cayeron en la línea de pobreza.

También, se puede imaginar cuántos son los que, consecuentemente, no pudieron ir a la escuela a tomar clases antes de que se desatara la pandemia, o a buscar bolsa de alimentos a los comedores, ni asistir a centros recreativos para desarrollar relaciones inter e intra personales por no tener zapatos con qué caminar. Por vergüenza, por incomodidad. Por imposibilidad.

Son más de 9 mil las Organizaciones del Tercer Sector que se encuentran en la Argentina que sobreviven gracias a aportes privados, donde el 33% son de fines humanitarios y el 12% de ellas se dedica exclusivamente a los infantes.

Gracias a sus intervenciones y sus interpelaciones, muchas de estas situaciones de emergencia convergen en futuros asuntos de agenda de los gobiernos.

“Todos tenemos la fibra solidaria en el corazón”, comentaba el fundador de Pata Pila, “y no tienen que usarme de excusa para no ayudar” concluía.

Según el multimedio argentino PRESENTE, especializado en la difusión de acciones de RSE y sustentabilidad, las organizaciones recibieron el doble de donaciones durante la pandemia con respecto al año anterior y es de vital urgencia que esto se siga manteniendo para que los niños tengan su comida, sus zapatos y sus derechos, mientras el Estado no se responsabiliza.

realizada por el Observatorio de Deuda Social de la Universidad CatólicaArgentina (UCA), en el año 2018, casi el 18% de los niños de entre uno y 17años no tenía calzados o uno de su talle.

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Licenciada en Periodismo. Argentina del sur de Buenos Aires. Escribo sobre mi país y su gente. Matera en exceso.

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