Joan Didion

Joan Didion fue muchas cosas, periodista, escritora, pero más que nada fue una persona que supo leer en los acontecimientos que sucedían a su alrededor algo relevante, que pasaría a la historia. Escribía crónicas con un ojo que no dejaba pasar los detalles, que veía en los pequeños hitos de la cotidianidad estadounidense algo mayor: el cambio de época, y todo lo que esto implica. 

El fin tumultuoso y un poco caótico de los sesenta fue motivo de gran parte de sus escritos; ese momento de la historia en que hasta las cosas más trágicas –como los asesinatos de Tate y Labianca en 1969– dejaban de sorprender a las personas. Joan supo registrar estos hechos con una crudeza mezclada de ironía y cinismo, pero a la vez con su toque personal, su mirada particular. Leer una crónica de Joan Didion es volver a conocer los hechos, experimentarlos desde una perspectiva nueva, diferente. Sus crónicas en The White Album quizá hablen de cosas que ya sabemos y sin embargo, al leerlas, es como si estuviésemos enterándonos en el momento.

Joan Didion

Su forma de narrar es muy lírica, avanza a través de la historia con una fluidez inusitada, pero también es incisiva, se mete en los huecos que las historias “oficiales” intentan conciliar. Joan escribió de muy diversos temas: desde la “Diamond lane” –el carril que se implementó en las autopistas de Los Ángeles para agilizar el tránsito, el cual puede ser utilizado solamente por los autos que llevan más de dos personas–, hasta los centros comerciales, el movimiento feminista, y también sobre quiénes controlan el agua, un recurso básico, en Los Ángeles.

Es como si Joan Didion hubiese estado registrando la historia en el momento en que sucedía: ella escribió sobre muchísimos temas que con el paso de los años cobraron mayor importancia y reconocimiento, se volvieron parte de la Historia –con mayúscula.

Sus textos son únicos por la fuerza del «yo» en ellos; la potencia de decirse una misma en el acto de la enunciación para intentar aprehender el mundo desde esa posición. Joan deja en claro cuál es el lugar desde el que se para al escribir, “Yo soy lo que lees y quiero que sepas quien soy mientras me lees, donde estoy y que me pasa por la cabeza.”

Los escritos de Joan Didion esconden una forma de vida que se sostiene en la narración y la escritura: “Nos contamos historias a nosotros mismos para poder vivir.” El acto de narrar implica entenderse a una misma; desarticular las historias que nos forman desde que somos chicas para conocernos realmente. Cuando Joan no podía avanzar con un texto y se encontraba bloqueada, los “freezaba”: dejaba el manuscrito en el freezer de su heladera por un tiempo hasta encontrar las palabras o la fuerza para continuar con él.

Joan Didion y el miedo a lo que aún está por perderse

En el año 2003 falleció el marido de Joan, John Gregory Dunne, y más tarde, en el año 2005, falleció su hija Quintana Roo, con apenas 39 años. El dolor aparece sin previo aviso, y sin una guía sobre cómo atravesarlo. Joan lo conoció completamente, con todos sus matices, y lo abordó con palabras y oraciones que la ayudaron a seguir con su vida.

El dolor la llevó a escribir sobre la experiencia del duelo, sobre lo inenarrable de la pérdida. En El año del pensamiento mágico y Noches azules, Joan logra narrar el aspecto inaprensible de la tristeza, su cercanía con la locura:

“Sé cuál es el miedo. El miedo no es por lo que se pierde. Lo perdido ya está en la pared. Lo que se pierde ya está detrás de las puertas cerradas. El miedo es por lo que aún está por perderse.”

Joan didion

Joan nos deja, en todos sus libros, el registro de una persona que logró atravesar su dolor escribiendo. Sobrevivir mediante la escritura; escribir, al fin, para entender qué piensa, qué siente:

“Escribo todo para saber lo que pienso, lo que estoy viendo, lo que veo y lo que significa. Lo que yo quiero y lo que me temo.”

Joan Didion

Joan fue, y seguirá siendo, una escritora muy reconocida. Única en su especie, fue algo así como una celebridad en Estados Unidos, rodeándose de famosos directores de cine, actrices, y músicos. Ella vivió en el vórtice de la realidad estadounidense, en ese centro que puede llegar a enloquecer, pero logró aprehenderlo con la fuerza de un yo que se mantiene firme en sus creencias, más allá de lo que dicten las historias que la rodean. Narró aquello que la rodeó con tal aspereza que sus crónicas dejan la sensación del fin de una época, de un mundo en crisis, cuyo centro va a ceder.

Joan Didion

Me pregunto cómo hizo para no ceder ella también, para seguir su camino independientemente de los obstáculos que se le presentaron. «La teoría dice que si la serpiente está en tu campo visual no te va a morder. Eso se asemeja bastante a cómo me enfrento yo al dolor. Yo quiero saber dónde está», dice Joan Didion en el documental The Center Will Not Hold sobre su vida, filmado por su sobrino Griffin Dunne. Quizá la forma de avanzar en una realidad confusa, que tiende a sofocarnos, sea encontrar nuestra serpiente.

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