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Tenemos un gran problema: la sexualidad femenina y la importancia de la comunicación

Tenemos un gran problema (Otto no Chinpo ga Hairanai) es una serie japonesa de la plataforma Netflix. Estrenada durante el 2019, relata la historia de Kumiko y Keinchi, dos jóvenes que se conocieron en la universidad y comenzaron una relación. Yuki Tanada, la directora, construyó una historia enfocada en la cotidianeidad, tomando como tema principal la sexualidad femenina y la comunicación, ítems llevados a una pareja joven. Con un ritmo lento y una narrativa profunda, la trama sigue los pasos de la joven pareja desde el conflicto hasta la solución, promoviendo así un debate entre el amor, el sexo y la sexualidad frente a los mandatos sociales.

El dorama (novela de TV japonesa) Otto no Chinpo ga Hairanai puede empezar a analizarse desde el título de la obra: este posee una traducción más acertada del japonés al inglés que del japonés al español. En inglés es My husband won’t fit mientras que la traducción al español es Tenemos un gran problema. En efecto, la problemática deviene desde el cuerpo femenino; no obstante, la situación es convertida en un problema por la presión que ejercen los mandatos sociales sobre la mujer y sobre una pareja, aún en el siglo XXI.

Sin embargo, desde el comienzo de su actividad sexual como pareja, Kumiko y Keinchi buscan la forma en que ambos puedan disfrutar de manera sexual sin la necesidad de la penetración. Así, el éxito se alcanza cuando la penetración no lograda por la situación de Kumiko no impide que esta pareja pueda satisfacer sus deseos y siga amándose en el proceso. La directora logra representar un tipo de pareja que, desde un principio, construye su manera de amarse aunque con una notable falta de comunicación.

Los problemas venideros

El relato avanza a medida que Kumiko y Keinchi progresan en su relación, a pesar de que su situación se vuelve cada vez más problemática frente a las presiones sociales existentes sobre una pareja heterosexual. Hay mandatos dentro de la cama y fuera de la cama. En las situaciones donde antes encontraron una solución mediante una cuasi comunicación, ahora se encuentran en tensión por la carencia de una relación sexual “tradicional” y la falta de hijos cuando así lo deseaban. En un punto, la comunicación de la pareja se disuelve. La solución del momento: tomar caminos distintos para encontrar un amparo.

Sexualidad femenina - Tenemos un problema.

Ahora, la sexualidad, el amor y el sexo aparecen en la serie de manera dual: problema-solución, tristeza-felicidad, anormal-normal. Esta dualidad permite al espectador apreciar mejor el panorama detallista que la directora plantea. Se palpita la cotidianeidad porque son situaciones que pueden ocurrir; sin embargo, la anormalidad surge como un fantasma que persigue a la pareja, sobretodo a Kumiko cuando no puede cumplir frente al mandato femenino en el ámbito sexual de simplemente ser penetrada. Aunque así lo desea, no puede con Kenichi. Frente al problema encuentran una solución adecuada a su situación, pero luego el mismo crece hasta devorar a las posibles soluciones, llevando a los protagonistas a la desesperación y depresión.

Si bien lo esencial hubiese sido una conversación para aclarar todo tipo de inquietudes, el problema de la comunicación, sumado a otros temas, es lo que la directora utiliza para que los personajes y el espectador se cuestionen los diferentes matices que construyen nuestro imaginario.

En esta serie, los cuestionamientos profundos sobre matrimonio, los hijos, el amor y el sexo son temas principales, temas enlazados unos con otros que se encuentran, a su vez, atravesados por mandatos sociales. Estos delimitan de manera binaria distintas situaciones, encasillando algunas en lo blanco o lo negro y colocan al gris en una categoría fuera de lo común. Tenemos un gran problema puede ser considerada una serie gris, que juega con los binarismos y abre camino a una tercera posibilidad.

Vaginismo y atrofia vaginal: dos caras de la sexualidad femenina

Si cuestionamos el título, la situación de Kumiko no es “un gran problema”. Tampoco se celebraría el dote masculino de Kenichi, sino que se trataría de situación que puede aparecer en la cotidianeidad, y tal como explica la serie, puede ser anatómica, voluntaria pero también involuntaria.

Es un problema si consideramos la situación desde las instancias mandatarias de la sociedad. Sin embargo, en realidad no es un problema; al contrario, puede tratarse médicamente, con ejercicios pélvicos y con ayuda psicológica, pero sobre todo con la comunicación en la pareja. En este sentido, posee una solución.

Aunque cueste dar con una cifra concreta, informa la BBC News a partir de datos previstos por el Centro de Sexualidad Femenina de la ciudad de Nueva York, que 2 de cada 1.000 mujeres podrían verse afectadas por el vaginismo.

Según fuentes como El Mundo desde el informe de Pérez Jaraíz (directora del Instituto de Sexología de Barcelona), se prevé que entre el 47% y un 52% de las mujeres sufren de atrofia vaginal, tanto en la población española como a nivel mundial.

Al final de la serie, se plantea que Kumiko posee una afección de estrechez vaginal pero que puede llevar un tratamiento.

El debate interno y el debate externo: ¿Qué hacer frente al mandato social?

Como directora, Yuki Tanada se encarga de hacer foco en cada detalle para comprender no solo la situación sino también a cada personaje. La lentitud de la trama ayuda a enfatizar la dura batalla interna que Kumiko y Kenichi sufren con el otro y consigo mismo. Cuando aparece la forma de comunicación, el relato avanza a una velocidad diferente. Con solo 10 capítulos de media hora cada uno, la solución final va surgiendo casi al final de la serie.

La resolución engloba tanto la decisión de ir a terapia para enfrentar los fantasmas sociales y los fantasmas personales que molestan en su relación; como también para profundizar en su propia comunicación mutua, para comprenderse mejor y seguir juntos. Tanada juega con el tradicionalismo japonés: no sólo aborda temas muy poco hablados en ficción como el sexo, la sexualidad y la psicología, sino que también introduce la adopción como una posibilidad frente a una imposibilidad.

La pareja de Kumiko y Kenicho atraviesa años de batallas internas hasta que finalmente logran externalizar para poder fortalecer el entendimiento con el otro. La pareja empieza a funcionar en su totalidad a partir de la situación comunicacional.

Quizás antes se comunicaban pero no de manera profunda, y aunque no existe una forma correcta de comunicarse con el otro, muchas veces la presencia de la incomodidad no es necesariamente algo negativo sino que puede ser, tal como ocurrió con Kumiko y Kenicho, algo positivo.

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