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Los libros: ¿en el ocaso de su existencia?

Este 23 de abril se celebra “El Día mundial del Libro y del Derecho de autor”, una celebración para promover el disfrute de los libros y la lectura como actividad. Esta fecha fue proclamada por la Conferencia general de la UNESCO en 1995 y pretende rendir homenaje a los libros y a sus autores, fomentar el acceso a la lectura para el mayor número posible de personas y trascender fronteras físicas para unir y compartir ideas. Veintiséis años después, pleno siglo 21, es interesante repensar el papel que hoy cumplen los libros y analizar el espacio que ocupa la literatura escrita en la sociedad actual.

librosResulta notorio que el consumo de libros, tanto en su formato físico como en su formato digital, se redujo de manera significativa. Según un estudio realizado por la BBC, las ventas de lectores Kindle, con un máximo de 13,44 millones en 2011, cayó a 9,7 millones en 2012 y se han estancado desde entonces.

Por otro lado, en 2019 la Encuesta Nacional de Consumos Culturales reveló que, en Argentina, la lectura promedio por año es de 1,6 libros. Pero el 28 % de los consultados dijo que directamente no leía libros. Y el 47% explicó que no lee porque no le interesa. 

Entonces es cierto que el consumo de libros bajó, que ya no se lee la misma cantidad que se leía antes y que la lectura de ocio fue desplazada del lugar que ocupaba. Es cierto que el monopolio de los libros como medio de entretenimiento se vio amenazado por nuevas alternativas, las cuales lograron acomodarse mejor al contexto actual. Todas esas afirmaciones, lamentablemente, son correctas.

Pero ¿por qué sucedió esto? Los factores son varios y van de la mano con la llegada de las nuevas tecnologías, el abanico extenso de nuevas ofertas de entretenimiento, la creación de formatos multimedia para la divulgación de información y la concentración de todo aquello que necesitamos en un solo lugar: el celular. Se redujo el consumo de los libros, más que nada en su formato físico, porque la vida de las personas ya no es como era antes, los estímulos externos son otros, las actividades son otras y la oferta que brinda el mundo exterior es mucho mayor.libros

Se redujo porque la capacidad de asombro del público se modificó, el flujo de información constante hizo que la gran mayoría tenga acceso a todo, y que el público sea más exigente. Lo que antes se creía fantasía, hoy ya es una posibilidad.

Lo que antes causaba asombro, hoy es esperable. Y lo que antes se podía explicar con palabras, con oraciones bien formuladas y llevaba tiempo de análisis, hoy se muestra con imágenes, fotos llamativas y colores atrayentes. Hoy el espectador sabe, conoce e investiga, le sorprenden menos cosas. Hoy el público está en busca de emociones fuertes, que lo saquen de su cotidianeidad, que lo invadan. Y ¿no se dijo siempre que una imagen vale más que mil palabras?

Los libros y la cinematografía:

Sí, una película bien filmada es digna de atención. Sí, una serie con actores que la sostengan es difícil de soltar. Pero, tanto las series como las películas ¿no se basan en guiones? ¿Acaso no tienen un soporte escrito y hasta a veces son adaptaciones de libros? El libro como arte no puede desaparecer, no puede ser reemplazado. Podrá sufrir modificaciones, perder público y tendrá que adaptarse, pero ¿morir? Jamás. Representan al lenguaje. Son las palabras, las ideas y los silencios de un autor. Son las palabras, las ideas y los silencios de sociedades enteras. Los libros, son parte de la cultura. Y la cultura no puede morir.

Los libros y las películas son parte de un mismo propósito, forman el mismo equipo: propagar ideas a través del arte. No son enemigos, sino aliados. Las películas no llegaron para reemplazar a los libros, sino para potenciarlos. Porque cuando uno lee un libro, lo lee en soledad, con su voz interior, a su tiempo y en los ratos en lo que tiene ganas de hacerlo. Cuando uno lee un libro, lee capítulo tras capítulo, analiza las oraciones y las palabras escritas se presentan en su cabeza como imágenes, secuencias.libros

En nuestra mente, el libro se proyecta como una película. Entonces, en sí, las películas no son más que las interpretaciones del director. En sí, las series no son más que las miradas de los guionistas, plasmadas en la pantalla, interpretadas por actores, los cuales a su vez el director busca para que se parezcan a lo que él vio en su cabeza al leer los guiones. En sí, las películas son las interpretaciones de un lector que tuvo la capacidad y los medios de llevarlo al plano de lo visual.

En las películas, el espectador odia, ama, se aterra o admira a los personajes, no porque quiera, sino por lo que el director quiere que sienta eso. Mediante los planos, él es capaz de plantar ideas, contar la historia y generar emociones.

En las películas y series, el trabajo de analizas e interpretar ya está hecho, resuelto. Y lo único que le queda a los espectadores, es disfrutar de la historia. Es por eso que cuando lee un libro y después ve la película que se hizo de él, generalmente siempre siente lo mismo: decepción. Y no porque la película sea mala, sino porque cada lector tiene su interpretación personal, cada lector ve a los personajes y los crea en base a sus experiencias, a su forma de ver la vida.

Cada lector crea en su cabeza los escenarios, las reacciones y las expresiones. Con las palabras dadas por el escritor, cada lector interpreta, dibuja, da vida y respira su propia historia. Cada lector viaja por un mundo propio, a través de un lenguaje ajeno.

lecturaLos libros no van a desaparecer, porque simplemente no pueden hacerlo. Se adaptarán, mutarán en lo que el público busque, pero no van a dejar de existir, son únicos y necesarios.

La literatura escrita no puede ser reemplazada por nada, quizá en el camino pierda seguidores, su público sea uno más reducido, pero no por eso carecerá de valor. Porque tanto las series como las películas no pueden ocupar su lugar, no pueden ser como los libros.

Van de la mano, se acompañan, se nutren el uno al otro y se elevan. Películas y libros subsisten juntos y es así como van a superar los cambios sociales, los avances tecnológicos y las modificaciones temporales.

Los libros están en el ocaso de su existencia tal y como se los conoce, pero el próximo amanecer los recibirá con las modificaciones y las herramientas que los hacen ser único e irremplazables.

El arte del lenguaje escrito es inmortal.

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