Metallica
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Metallica: Nothing else matters cuando el público es argentino

Después de dos años de espera, Metallica, la banda referente del thrash metal llegó a Buenos Aires para enloquecer al público de más de 60.000 personas en Palermo. 

Metallica, el regreso de una banda legendaria

Metallica, fundada originalmente en Los Ángeles en el año 1981, tiene su base en San Francisco desde 1983. Desde ese entonces que se inició un camino largo de música, hits conocidos mundialmente, fanáticos enloquecidos y la auténtica esencia del metal. Hasta la fecha, la banda cuenta con 10 álbumes editados en estudio y con ventas totales que superan los 120 millones de dólares. Y no es sorpresa que, luego de más de 40 años de carrera, se considere uno de los cuatro  referentes principales del thrash metal

Pero, ¿cómo es que un grupo estadounidense creado en el siglo pasado continúa convocando multitudes en suelo argentino? ¿Qué es lo que hizo de Metallica una fiebre imposible de bajar? Es importante destacar que la relación entre la banda de thrash metal y el país destacado por tener uno de los mejores públicos de recitales del mundo compartieron numerosos escenarios. Basta con decir que entre 1993 y 2017  Metallica le brindó al país nueve shows que dieron de qué hablar.

Se presentaron en estadios como el de Vélez, River, La Plata y el Hipódromo de San Isidro Y no contentos con eso, en un año polémico -y, sobre todo, pandémico- como fue el 2020 deleitaron al país con un álbum digital en vivo titulado “Live in Argentina”, el cuál recopila canciones grabadas en los conciertos hechos en suelo argentino. 

Este suceso, sumado a la expectativa generada durante los dos años en los cuales mundo entero frenó, generó que el regreso de la icónica banda viniese con expectativas altas y casilleros por llenar. El público pedía por ellos y esperaba a cambio la energía inagotable y los gritos eufóricos que caracterizan a este género musical. 

El heavy metal no son solo ruidos y guitarras sonando a volúmenes altos, no son solo letras cantadas con agresividad y un público generando pogos. Este género musical requiere, entre muchos otros factores, un gran esfuerzo físico y mental. A medida que el show avanza, la energía no solo debe mantenerse, sino que también se debe incrementar, y durante esas dos horas que el escenario se mantiene iluminado y coronado por los artistas, el público debe recibir esa energía para así poder devolverla con todavía, más entusiasmo. 

Metallica - Campo Argentino de Polo

PH: Pablo Aneli

Si a estos factores se les suma el hecho de que el thrash se caracteriza por energía y velocidad, se podría llegar a considerar que los únicos capaces de estar a la altura de dicha tarea deberían, en lo posible, ser jóvenes. Pero este no es el caso de Metallica: considerando el freno impuesto por la pandemia y con más de sesenta años, la mítica banda demostró ser la excepción a la regla.

¿Podrán llenar sus propios zapatos? ¿Lograrán saciar a un público que los esperaba con ansias y que cuenta con la fama de desbordar de energía ni bien ven abrir el telón? Éstas preguntas y muchas otras fueron debatidas previamente al espectáculo en Palermo, y tanto éstas como las no dichas obtuvieron su respuesta.

 El show que montaron el pasado 30 de abril no dio lugar a la duda: la banda sigue contando con lo necesario.  luego de tocar ni más ni menos que 16 canciones, sin darse el lujo de reducir energía ni velocidad, deleitaron al público argentino y demostraron que no es solo talento lo que tienen, sino pasión por lo que hacen arriba del escenario. 

Este concierto dejó varias cosas claras: primero, que el público argentino logra hacer de todo recital, un recuerdo imborrable tanto para ellos como para los artistas. Segundo,  no importan los años, la juventud es un estado mental que supera a los años de calendario. Y por último, que el emblemático grupo de thrash metal, conocido a todo lo largo y ancho del mundo, no está cerca de bajarse del escenario aún. Todavía hoy conservan su marca insignia y su efecto de agotamiento que los caracteriza al bajar las luces y despedir al público.

Los espectadores regresan a sus casas agotados y movilizados por el espectáculo brindado, y eso deja en evidencia que el grupo no perdió su toque. Y si todavía no queda claro, Metallica en Buenos Aires es prueba suficiente de ello.

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