Ayer y hoy, la vigencia de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen
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Ayer y hoy, la vigencia de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen

“Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa” comienza la afamada novela Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, publicada por primera vez un 28 de enero de 1813.

Dos siglos más tarde, aquella primera línea conocida en mayor o menor medida resuena, sin embargo, en todos. Dieciséis años, por su parte, transcurrieron desde el estreno de la adaptación cinematográfica de la novela dirigida por Joe Wright, el 16 de septiembre de 2005 en Reino Unido

Protagonizada por Keira Knightley, en el rol de Elisabeth Bennet, y Matthew Macfayden, en el de Mr. Darcy, la vigencia aún hoy de la película en el público asombra sobre todo en las redes sociales, cuyos fragmentos de escenas y diálogos son compartidos diariamente por los usuarios en forma de comentarios; tweets; memes; etc., llegando así a otros cientos de usuarios más. Surge, entonces, la pregunta de por qué Orgullo y Prejuicio, una comedia romántica de época, tiene hoy en día tal repercusión

El fenómeno Orgullo y Prejuicio

En las tierras inglesas de Longbourn en Hertfordshire durante primeros años del siglo XIX, se desarrolla la historia de Elisabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy, quienes deben superar tanto sus prejuicios como su orgullo para aceptar y vivir la correspondencia de un amor que, simultáneamente, deberá enfrentar, además, cuestiones de clase, familia y tradición social. El carácter fuerte y seguro de Elisabeth, quien reniega de las convenciones sociales de su época, chocará con el imponente y reservado carácter de Mr. Darcy, para quien la educación y el comportamiento social lo son todo.

La rebeldía de Elisabeth y el misterio y severidad de Darcy se interponen constantemente en el camino del otro, impidiendo que sus sentimientos sean aplacados fácilmente. En esta historia de amor se desafía tanto las normas y convenciones sociales como la inmovilidad de los estratos sociales e incluso las regulaciones afectivas características de la sociedad inglesa durante el reinado de George III.

Orgullo y Prejuicio: una obra atemporal

Aunque todo esto resulte hoy muy lejano, la vigencia de la novela -la cual no por nada es de las primeras comedias románticas en la historia del género y una de las obras más reconocidas de la Literatura Inglesa- resulta llamativa e inamovible. Orgullo y Prejuicio son dos palabras que hoy no pueden colocarse en otro orden sintáctico o pensarse separadas de la obra de Austen porque de alguna manera, todos somos un poco Elisabeth y un poco Darcy.

Quizás a esa identificación se deba su atemporalidad. Más que una historia cautivadora es una historia humana, universal, que emana la esencia del carácter humano. Intencionado o no, Austen construye con palabras algo que, en su tiempo, aún no había sido dicho y que desde entonces nadie ha podido decir mejor. Nos identificamos con Orgullo y Prejuicio porque cada una de las palabras que conforman la novela, reproducidas con gran respeto en el film de Wright, hablan de nosotros.

Encapsulada en la novela, hay una verdad que podría ser dicha en otro tiempo, en otro lugar. Aunque no tengamos muy clara cuál es aquella verdad, todos la sentimos, la intuimos. Tanto el libro como el film se quedan en nosotros impregnados, sensibilizan aquella parte nuestra que nos fue dada por la historia de la humanidad, generación tras generación, más allá de los límites espaciales y temporales, como de los límites sociales y culturales.

Todas las grandes luchas están ahí: la lucha de la mujer por su emancipación; la lucha de la sociedad por su liberación; la lucha por la supervivencia económica; la lucha contra las convenciones culturales y sociales conservadoras; la lucha contra el orgullo y los prejuicios; la lucha por amor; etc. Vivir genuinamente lo que uno siente, lo que uno es, allí radican la lucha de Elisabeth, la lucha de Darcy, la lucha de cada uno de nosotros.

Jane Austen - Fachada de su casa

Una historia que encarna esto no puede no ser otra cosa que eterna pues su verdad lo es. Gracias a este motiva Orgullo y Prejuicio continúa hoy siendo un fenómeno actual. A pesar de que pasaron más de doscientos años desde la publicación de aquel manuscrito, siguen existiendo múltiples reediciones, traducciones y adaptaciones.

Si bien es cierto que los críticos y teóricos literarios dedicados a estudiar esta novela (o la obra completa de Jane Austen) encontraron mil y una razones más técnicas, más literarias, más prestigiosas que la convierten en un texto célebre y canónico, lo que permite su vigencia es lo más simple, más espiritual. Incluso podríamos decir que es lo que hace que Elisabeth y Mr. Darcy, Jane y Mr. Bingley, Mrs. y Mr. Bennet junto con todas las hermanas Bennet y hasta Lady Catherine de Bourgh toquen lo más profundo de nosotros, se queden allí detenidos en el espacio, inalterables por el tiempo.

La sensibilidad que algunos tienen de poder decir lo que todos pensamos y sentimos, no otra cosa que el arte, la literatura. Jane Austen, consciente o no, pudo transmitir esa emoción, esa sensibilidad gracias a la cual su historia le ha ganado la carrera al tiempo.

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