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8 de marzo: día internacional de la mujer trabajadora

Para comenzar a hablar acerca del origen del 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora, es imperativo hacer un abordaje histórico concreto de la lucha del movimiento de mujeres y su intervención en la lucha de clases, con el propósito de lograr, no solo la emancipación sino la igualdad de derechos y ponerle fin a la opresión sufrida en todos los frentes.

El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional de Francia aprueba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano a partir de la cual, se ponen de manifiesto los derechos humanos entre los que se pretenden incluir a las minorías excluidas, entre las que se encuentran las mujeres y el feminismo.

En 1791, Olympe de Gouges redacta la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en la cual se reclamaba la extensión del derecho de ciudadanía a las mujeres. Esto suponía un pedido de igualdad en cuanto a derechos jurídicos y políticos independientemente del género. Esta declaración, no logró su aprobación pero fue una sentencia de muerte para Olympe de Gouges que fue guillotinada en 1793.

Es importante destacar que la Revolución Francesa permitió, por primera vez, que las mujeres francesas participaran de la vida política, pero a partir de 1793, los clubes y las sociedades de mujeres fueron prohibidos por la Convención Nacional. Entre las demandas de lo que podría llamarse feminismo francés, se autorizó la ley de divorcio en 1792 que se conservó en el Código Civil pero luego, en 1816, fue derogada bajo el régimen de la Restauración. Posteriormente, la ley fue adoptada nuevamente durante el período de la Tercera República en 1884.

En el transcurso de la revolución que tuvo lugar en 1848, sale a la luz el periódico “La Voz de la Mujer” cuya tirada incluyóJeanne Deroin cuarenta y cinco publicaciones y sus editoras, Deroin, Gay y Niboyet reclamaban acceso a la educación pública, el derecho al control de sus propiedades e ingresos dentro de la vida matrimonial, derecho al divorcio y custodia de los infantes, derecho al voto y a participar en la vida política a través del proceso electoral como candidatas.

Sin embargo, la burguesía, tenía otros planes y tras el ascenso al trono de Luis Bonaparte y la proclamación del segundo imperio se le puso fin al intento de organización del movimiento feminista en Francia.

Mientras todo esto ocurría en Europa, en el “Nuevo Mundo” las mujeres trabajadoras eran excluidas de los congresos del movimiento abolicionista, a partir del cual surge la «Declaración de Sentimientos” que fue adoptada en Nueva York en 1848 por la Convención de Seneca Falls. Esta fue la primera convención que conocemos sobre los derechos de la mujer en los Estados Unidos. Cabe mencionar que los reclamos de las mujeres en el país del norte eran muy similares a las demandas expuestas por las mujeres francesas pero hacían especial hincapié en la reivindicación del voto femenino. El movimiento sufragista quedó conformado por todas las organizaciones feministas de la época.

La Primera Internacional y la liberación de la mujer trabajadora:

La liberación de la mujer trabajadora no formó parte del debate central de la Primera Internacional, sin embargo, fue Karl Marx quien se pronunció acerca de que la liberación de la mujer trabajadora pasaba por integrarla al proceso social de producción y proponía la abolición, en conjunto con la explotación de clase, de la esclavitud doméstica mediante la socialización de las tareas domésticas y la educación y crianza de los hijos. En este punto, es interesante mencionar que solo a partir de 1867, es admitida dentro del seno del Consejo General de la Internacional, Harriet Law, activista inglesa defensora del ateísmo, quien defiende las tesis de Karl Marx fervientemente.

Por otro lado, durante el gobierno de la Comuna de París, tampoco los derechos de las mujeres trabajadoras ocuparon un eje central dentro de las discusiones, aunque resulta interesante mencionar que durante su corta duración, las mujeres volvieron a contar con la posibilidad de hablar en público y de participar nuevamente de las actividades que se llevaban a cabo en los clubes.

Clara Zetkin, el movimiento de mujeres trabajadoras del SPD y la Segunda Internacional:

mujer trabajadoraAhora bien, la verdadera experiencia de masas del movimiento de mujeres vino de la mano del Partido Socialdemócrata de Alemania cuya prensa partidaria feminista era editada por Clara Zetkin, una militante y amiga personal de Rosa Luxemburgo quienes años más tarde, y luego del colapso de la Segunda Internacional se convertirían en las dirigentes y fundadoras del Partido Comunista de Alemania.

Entre los escritos teóricos más relevantes con los que contaban en la época podemos mencionar a “La mujer y el socialismo” de August Bebel y “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” de Friedrich Engels. En 1878, el entonces gobierno alemán proscribe al SPD y hasta 1890, la afiliación a dicho partido se consideraba ilegal, esto, terminó ahuyentando al feminismo burgués pero sentó las bases para que surgiera así un movimiento político independiente de la clase obrera y a su vez, un movimiento socialista de mujeres trabajadoras de masas que terminaría formando la Internacional Socialista de Mujeres.

En 1889, Clara Zetkin, la dirigente del movimiento de mujeres trabajadoras y socialistas del SPD pronunció su discurso durante el congreso fundacional de la Segunda Internacional que se llevó a cabo en París y expresó la necesidad de que se abordase la cuestión de principio del trabajo femenino. Resulta interesante mencionar que Zetkin remarcó de forma tajante el carácter de clase del movimiento de mujeres burguesas y los límites reformistas que éste suponía en contraposición con el movimiento de mujeres proletarias el cual debía ser revolucionario.

Si bien el movimiento de mujeres socialistas en Alemania y en Austria era muy importante, en los países anglosajones se podía advertir una debilidad de las mujeres socialistas que resultaba avasallante y se traducía en una mayor vulnerabilidad al momento de ceder ante las presiones del movimiento sufragista de carácter netamente burgués como se dio en el caso de Gran Bretaña en donde las socialistas terminaban adoptando posiciones conciliadoras que las alejaban del movimiento obrero.

La mujer trabajadora y la Revolución Rusa: vanguardia y los primeros decretos del gobierno bolchevique:

El 23 de febrero en el calendario juliano o también el 8 de marzo en el calendario gregoriano, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, Según podemos leer en los escritos de León Trotsky, dicho día se prestaba para conmemorarse como tradicionalmente se hacía, sin embargo, nadie imaginaba que ese día, podría convertirse en el primer día de la Revolución.

Ninguna organización llamó a la huelga, pero las obreras de las fábricas textiles omitieron esto y se declararon en huelga. Al mismo tiempo, éstas, enviaron delegadas a las fábricas metalúrgicas con el fin de pedir su apoyo al movimiento. Fueron las mismas mujeres organizadas que se pusieron al frente de sus propias organizaciones revolucionarias y vencieron la resistencia de éstas. Fue así como manifestaciones de mujeres obreras marchaban masivamente a la Duma pidiendo pan. En octubre de 1917, el zarismo es derrotado y el partido bolchevique toma el poder.

Entre las políticas implementadas con el fin de fomentar la emancipación de la mujer trabajadora podemos destacar los Decretos acerca del matrimonio civil y el divorcio, el código de Leyes sobre el estado civil y las relaciones domésticas, el matrimonio, la familia y la tutela, y el derecho sobre la legalización del aborto que fue promulgado en 1920, el cual podía practicarse de forma gratuita en todos los hospitales soviéticos.

Durante 1921, en la ciudad de Moscú, la Primera Conferencia de Mujeres Comunistas puso al 8 de Marzo como fecha unificada del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en honor a las obreras de Petrogrado y se convirtió en una jornada de lucha para toda la clase obrera.

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y con la complicidad del imperialismo a la hora de encubrir el verdadero origen del 8 de Marzo, se relaciona a esta fecha con la huelga que llevaron a cabo las trabajadoras textiles de la fábrica llamada Cotton en Nueva York en 1857, las cuales fueron quemadas vivas por la patronal, pero sin embargo, se desconocen detalles específicos sobre este evento y que constituye una mezcla de fantasía y realidad.

Mujeres trabajadoras, no hay nada que festejar!

El 8 de marzo, por su carácter histórico, ha sido y debe ser una jornada de lucha colectiva del movimiento de mujeres trabajadoras en contra del avance del capital en detrimento de nuestros derechos. En nuestro país, donde la violencia machista se cobra la vida de una mujer cada 29 horas, en donde las políticas implementadas por las castas políticas no suponen una mejora a nivel laboral, económico y social, y en donde este régimen de miseria y muerte nos condena a vivir en las peores condiciones de desigualdad, es imperativa la organización clasista independiente de los gobiernos patronales en pos de lograr nuestras reivindicaciones.

Ahora y siempre, es necesario que nuestra lucha tenga un programa revolucionario y confronte al feminismo burgués reformista y entreguista que pretende derribar al patriarcado dejando intactas las bases sociales del sistema capitalista.

¡Vamos por el pan, pero también por las rosas!

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