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GéneroSexualidad

Diversidad funcional: el desarrollo de la sexualidad como silencio en la prevención y promoción de la salud.

Frecuentemente se encuentra la exposición de explicaciones derivadas de la diversidad funcional, según contexto histórico, social, político y cultural. Tal es así que la conceptualización de dichas diversidades han cambiado a lo largo del tiempo, así como la inclusión de las mismas en actividades sociales.

Sin embargo, aún se aguarda el cambio de paradigma sobre la sexualidad donde es observable la predominancia del ocultamiento y la resistencia frente a la diversidad de corporalidades, funcionalidad individual e inclusión social.

Diversidad funcional: un recorrido histórico. Perspectivas y modelos.

A lo largo del tiempo fueron cambiando las percepciones y concepciones de las personas con diversidad funcional. Se ha puesto la mirada sobre la persona con capacidades infrahumanas, poseedoras de dones o compensaciones especiales, malvadas o poseídas, dignas de piedad y claridad, chivos expiatorios, objetos de entretenimiento, pobres y mendigos, entre otras.

Se han intentado sobreponer explicaciones comunes como fuerzas sobrenaturales, voluntad de Dios, castigo por pecado, encantamiento, posesión por espíritu maligno, fenómeno por violencia y accidentes, teorías astrológicas, impresiones profundas sobre la mujer gestante.

Está claro que dichas creencias derivan de contextos históricos determinantes, por lo que se considera relevante realizar una historicidad sobre las conceptualizaciones.

Durante el siglo XX predomina el modelo médico o individual, donde el diagnóstico y la solución se hayan en la medicina y desde donde la deficiencia corporal se usa como base para clasificar a los individuos como inválidos.

Se destacan las creencias sobre los afectados como “víctimas” luego de una “tragedia personal” y personas “dependientes”. Como consecuencia, la deficiencia corporal causa limitaciones en la actividad de la que derivan dificultades sociales y exclusión.

Así mismo, acompaña el modelo individual, donde se define al paciente como víctima de una tragedia personal, y debe ser acompañado desde un tratamiento individual por medio de la medicalización.

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Dentro de este modelo se destacaba la definición biológica de anormalidad, desde donde la discapacidad y la minusvalía causaban deficiencia y para superarlo había que recurrir a la medicina, presentando como neutral al entorno, desde una posición total de dependencia.

Luego de considerar las limitaciones de este modelo, comienza a tomar predominancia el modelo social como resultado de la acción de diferentes factores sociales que actúan para restringir las actividades de las personas con deficiencias a través del levantamiento de barreras; como a través de la opresión social, acción social, identidad colectiva, discriminación, derechos, política, inclusión.

Es durante este periodo, que la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM) – destaca los siguientes como conceptos fundamentales:

Impairment (deficiencia).  «Cualquier pérdida o anormalidad de la estructura anatómica o funciones fisiológicas o psicológicas»

Disability (discapacidad). «Cualquier restricción o ausencia, resultante de una deficiencia, que afecta la capacidad para realizar una actividad de la forma o en la medida considerada normal par a el ser humano»

Handicap (minusvalía)  «Desventaja de un individuo determinado, resultante de una deficiencia o discapacidad, que limita o impide el cumplimiento de las funciones sociales que son normales para él, de acuerdo con la edad, el sexo y los condicionantes sociales y culturales»

Sin embargo, fue recién en el siglo XXI cuando la OMS aprueba la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF).

Así mismo, En 2001 la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece una definición de discapacidad que supone un antes y un después:

La discapacidad es una condición del ser humano que, de forma general, abarca las deficiencias,  limitaciones de  actividad y restricciones de participación de una persona:

Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función corporal.

Las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas.

Las restricciones de la participación son dificultades para relacionarse y participar en situaciones vitales.

Así, la discapacidad es un fenómeno complejo que no contempla al individuo de forma aislada, sino en su interacción con la sociedad en la que vive.  Esta definición reconoce, por primera vez, el contexto social como factor determinante en la discapacidad de una persona.

A diferencia de la CCIDDM, no concibe el cuerpo como algo pre-social y entiende la deficiencia como sometida a la influencia de factores sociales. Sostiene que la presencia de deficiencia no implica que esté presente una enfermedad. De esta forma, se pretende superar el dualismo planteado por los modelos individual y social.

Durante décadas se ha librado la batalla sobre el uso del lenguaje y los términos de uso social sobre el ámbito de la discapacidad. Hoy se han logrado desterrar del vocabulario colectivo términos negativos que se utilizaban de forma masiva para referirse a este colectivo.

Diversidad funcional pretende ser la terminología no negativa que reconozca al grupo como a personas con capacidades diferentes entre sí. No obstante, existen algunas entidades, que prefieren la denominación discapacidad ya que no identifica la realidad del colectivo y del movimiento social. Esto resulta muy confuso y contrario al objetivo principal, que es la inclusión en la sociedad de estas personas.

Derechos sexuales y reproductivos. ¿Represión o falta de recursos?

La diversidad se silencia, se invisibiliza, considerándose peligrosa e innecesaria la educación sexual. De esta forma, se evita, se reprime y se limita el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos. La sexualidad en la diversidad funcional genera pánico desde la dificultad que tienen las personas, mal llamadas sin discapacidad, para enfrentar, construir y acompañar en este camino.

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Como la funcionalidad, la sexualidad no es peor ni mejor que las demás; es diferente en su forma de vivirla y experimentarla.

Sin embargo, no por eso debe prevalecer el ocultamiento, el miedo y la resistencia como suele pasar, por ejemplo, mayormente con padres en hijos adultos y adolescentes con diversidad funcional, sobre cómo enfrentar dicha temática.

No se puede dejar de lado la limitación del sistema tanto educativo como de salud en relación a la educación sexual tanto de las personas con diversidad funcional como a su entorno para poder acompañar  a la exteriorización de placer así como del reconocimiento del cuerpo propio.

Si bien se hace presente el apoyo desde material pedagógico para abordar dicho contenido, se observa la falta de acompañamiento y capacitación de los profesionales para un buen uso de los mismos, siendo la conformidad al observar la primer presencia de este material el único beneficio que se puede aprovechar y no realmente garantizando la educación sexual integral en personas con diversidad funcional.

En el caso de la institucionalización, es el otro quien decide tanto el momento como el espacio para la sexualidad. No hay lugar para el desarrollo sexual de las personas con diversidad funcional, así como no lo hay para la garantía del derecho sexual y reproductivo, ni para la educación sexual integral que suele ser escasa o nula con tal de invisibilidad esta temática.

Se debe dar valor principal a la intimidad y acompañar en este desarrollo que, así como se trabaja terapéuticamente o cognitivamente sus funciones, también se debe abordar.

Es importante dar lugar al deseo sexual de cada individualidad, sus intereses, fantasías, necesidades y preferencias. Se destaca que son personas sexuadas y se debe respetar la elección sobre la expresión de esa sexualidad, sin ser sinónimo de sexo o genitalidad.

Así mismo, es necesario que la atención principal este en la salud integral y la calidad de vida, por eso se hace hincapié en la educación con la intención de promover el derecho, desde la prevención y promoción de la salud.

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