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El arte, la mujer y la lucha por visibilizar lo invisibilizado.

Si hablamos acerca de las primeras expresiones del feminismo en el arte debemos remontarnos a los años 70 en los Estados Unidos. Sin embargo, la lucha de la mujer para acceder a los recursos materiales, la educación y alcanzar un protagonismo en la cultura se inició en el pasado, de la mano de muchas artistas que lograron reivindicar no solo su competencia sino también su presencia en el ámbito del arte.

Más allá de que la mirada de la mujer acerca del pasado nos ofreció otro tratamiento y una perspectiva diferente a la visión masculina sobre temas recurrentes en la historia del arte, es necesario mencionar que, a lo largo del siglo XX, de la mano de los cambios políticos y sociales que se fueron desencadenando, el rol de la mujer ha sido fundamental no solo en el mundo laboral, sino también en la realidad social y esto, se vio reflejado en el arte realizado por mujeres.

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Judith decapitando a Holofernes (1613)

Arte y protofeminismo

Para hablar de la irrupción de las mujeres en el arte, no puedo dejar de mencionar a Artemisia Gentileschi, pintora barroca italiana, que en nuestros días, podríamos considerar como la primera pintora feminista ya que forjó su obra artística en un mundo donde el arte estaba dominado por los hombres.

Fue la primer mujer artista reconocida como miembro de la Accademia Delle Arti del Disegno en Florencia y quien puso sobre sus lienzos temáticas «delicadas» para la época como las violaciones, asesinatos y el adulterio.

Parte de su inspiración al momento de realizar sus obras pictóricas, se cree que nace de su historia personal ya que a la edad de diecinueve años, fue violada por un amigo de su familia, Agostino Tassi.

A pesar de que la artista confrontó a su violador en la corte, y de que se lo considerara culpable de haber cometido este delito, su violador nunca cumplió la sentencia.

Artemisa fue revictimizada no solo por quien fuera su violador sino también por la justicia. Algo que aún hoy, en nuestros días, sigue ocurriendo con frecuencia.

Sus obras, son una vindicación de los derechos y la dignidad de las mujeres y una tribuna de denuncia sobre las conductas de los varones. La artista, a través de sus obras, reivindica la imagen de la mujer fuerte, inteligente y capaz.

Es importante destacar que tanto lo social, ideológico, así también como la cultura y el arte han sido factores de control determinantes sobre las mujeres, no solo artistas, sino en su conjunto, fue a través del arte, que actuaron como parámetros para condicionar las temáticas de sus obras pictóricas, las cuales debían cumplir ciertos requisitos para no poner en jaque las reglas morales o las leyes impuestas por la sociedad de la época.

En la Edad Media, las obras realizadas por mujeres siempre contaron con menos valoración en los ámbitos artísticos y en su mayoría servían como entretenimiento para las mujeres de la clase dominante o, simplemente, sus trabajos artísticos eran más marginales con respecto a las obras de pintores hombres. Las temáticas que se les permitía retratar a las mujeres estaban relacionadas mayormente con situaciones domésticas, interiores u objetos que tenían que ver con la vida familiar.

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Emily Mary Osborn – Sin Fama Ni Amistades (1857)

A partir del siglo XIX, algunas mujeres artistas, plasmaron en sus obras, las dificultades, humillaciones y marginalidad que sufrían por parte de la sociedad a la hora de querer vender o promocionar sus obras pictóricas.

Una de ellas fue la artista, Emily Mary Osborn, en cuya obra «Sin fama ni amistades» (1857) se puede ver a una mujer acompañada por un niño mientras le muestra su obra a un comerciante.

Esta obra, pone de manifiesto lo que es una clara demostración de la misoginia de la sociedad del siglo XIX en donde las mujeres eran objeto de burlas y todo tipo de humillaciones, en especial, en el ámbito del arte en donde el reconocimiento hacia las artistas y el trato era perverso.

El aborto y el arte como medio para visibilizar la crueldad de la clandestinidad:

En la actualidad, y como lo han hecho a lo largo de la historia, las mujeres artistas se han destacado por visibilizar todo aquello que, hasta el momento, se encontraba invisibilizado. Han visibilizado a través de sus lienzos todas las realidades que incomodan y que por ese motivo, permanecen ocultas, como si no existiesen, pero existen. Realidad que están. Realidades que forman parte del colectivo. Miedos, ilusiones, frustraciones, deseos, maltratos, desigualdades, abortos.

Si de aborto se trata, hay dos artistas que se destacan por visibilizar la crueldad y la humillación que sufren todas las mujeres que deciden abortar, pero lo hacen en la clandestinidad y en la absoluta soledad.

El aborto existe, existió y existirá y hay mujeres que lo retratan. Una de estas mujeres es Paula Rego, pintora portuguesa que puede considerarse como la primera artista que pintó el significado de lo que es un aborto en plena clandestinidad.

Su obra «Tríptico del aborto» pintado en 1998 es muy significativo ya que fue pintado mientras en su país de origen, Portugal se estaba realizando un referéndum acerca de la legalización del aborto que finalmente, no tuvo el resultado necesario para sacar de la clandestinidad y la criminalización a todas aquellas mujeres y cuerpos gestantes que decidieran practicarse un aborto. Finalmente, el el año 2007, la legalización fue un hecho.

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Serie Aborto – Nº1 – 1998

Las obras de Paula Rego no pasan desapercibidas sino que confrontan e interpelan a sus espectadores acerca de la realidad que les toca atravesar a las mujeres una vez que decidieron terminar con su embarazo.

Sus obras son un claro ejemplo de la opresión que vive la mujer y las consecuencias que dicha opresión tiene sobre su vida, sus deseos, sus actos. Son una manifestación generalizada del descontento de la pintora hacia la situación que atravesaba su país en el momento en que se discutía la legalización de la interrupción del embarazo.

En Portugal, como en muchos lugares en donde la legalización del aborto sigue pendiente, la mujer que decidía abortar, era criminalizada y dicha criminalización, llevaba a la mujer a realizarse la práctica en la total clandestinidad: sin contar con las medidas de higiene necesarias que evitaran lesiones y mutilaciones irreversibles, en el mejor de los casos, o a ser condenaba a morir en las peores condiciones.

Rego, pone en perspectiva el cuerpo de las mujeres, sus emociones y las consecuencias que tiene sobre sus vidas practicarse un aborto. Reclama al mismo tiempo que la legalización es necesaria para que esta práctica sea realizada en las mejores condiciones de higiene y sea reconocida socialmente.

arteOtra de las artistas abocada a visibilizar la realidad de la mujer, y su propia realidad es Tracy Emin, quien en su obra «Ripped Up» retrata con crudeza, su vivencia personal al realizarse un aborto.

Sus obras están atravesadas por las humillaciones, los sufrimientos y los traumas que no solo la autora ha atravesado a lo largo de su vida, sino que es el común denominador en los padecimientos de muchas mujeres. Según sus propias palabras, «el arte, es un sitio estable para su intimidad».

«Terribly wrong» refleja la experiencia personal de la pintora que se realizó un aborto en 1994.

El protagonismo de la mujer en todos los ámbitos, y en especial, en el mundo de las artes, cobra incluso más relevancia cuando se tiene en cuenta que los aportes realizados tienen como principal objetivo revelar todo aquello que durante años, solo contó y solo fue revelado a través de la mirada masculina. La lucha por la conquista de los lugares ostentados por los hombres da cuenta de que las mujeres, al momento de lograr sus reivindicaciones, cuando se ponen en marcha, son imparables.

 

 

 

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