penes

La decisión del Ministerio de Salud respecto al llamado a licitación para la compra de penes de madera y otros elementos para concientizar respecto a la propagación de infecciones de transmisión sexual (ITS), encendió el debate en todos los sectores en cuanto a la Educación Sexual Integral (ESI), su implementación y lo adecuado (o no) de este gasto público durante la crisis sanitaria actual por el Covid-19. 

Los penes y la controversia

Por un lado, los sectores anti-derechos que dijeron que es lo mismo enseñar con una botella de agua y por el otro, quienes festejaron fervientemente la medida como un avance en la ESI.

Ante tanto bombardeo mediático, es necesario hacer una primera aclaración a la confusión que existe en torno al tema, entendiendo que: 

La compra no está destinada a la enseñanza de ESI en las escuelas sino que está pensada para la realización de trabajos educativos con diferentes efectores de salud. Según Sandra Tirado, Secretaria de Acceso a la Salud del Gobierno Nacional, «hay que entender que el foco acá, está en el uso adecuado del preservativo como una forma de prevenir enfermedades y a eso apuntamos».

A pesar de lo dicho, es menester el debate respecto a la implementación de la ESI en todos los niveles educativos. Si bien la Ley N° 26.150, sancionada y promulgada en 2006 establece que: “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial (…) y municipal”, el artículo 5 de la misma postula que “cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”, por lo que el cumplimiento o no de la ESI está echado a la voluntad de sus directivxs y sujeta de las presiones clericales y políticas. 

Así las cosas, es complejo que se cumplan los objetivos definidos en su artículo 3, donde se postula la promoción de “actitudes responsables en la sexualidad”; “igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres” y “prevención de problemas relacionados con la salud sexual y reproductiva”. 

El problema no son los penes. | Rock y Arte - Divulgación Cultural

Sin ESI, lxs jovenes se educan con pornografía, la misma que imparte roles defindos de género y estereotipos hipersexualizados e irreales como el tamaño del pene que debe ser enorme o la vagina sin bellos púbicos. 

Además, en Argentina el tamaño promedio del pene según el sitio web Targetmap es de 14,88 cm. ¿Por qué entonces se educa con penes de tamaño superiores al promedio reforzando estereotipos inalcanzables? 

El problema no son los penes. | Rock y Arte - Divulgación Cultural

El debate en materia de educación sexual integral debe reconocer a la diversidad y las mujeres. 

Una vez más, se deja al descubierto la necesidad de una implementación efectiva y real en todos los niveles educativos de una Educación Sexual Integral, laica y científica, con perspectiva de género.

Los penes de madera no son el problema de fondo, las acciones y los discursos sí.

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