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La revolución feminista en el rock

Los 90s fueron el auge del grunge que venía a destituir al misógino glam metal de los 80s. A diferencia de su antecesor, las letras del grunge no hacían referencia a las hazañas sexuales, ni se vanagloriaban de su consumo de drogas, sino que trataban sobre el rechazo a la sociedad, sobre la búsqueda de la libertad o la marginalización social.

En este género se desarrollaron bandas icónicas como Nirvana y Pearl Jam, aunque no solo de hombres estaba compuesta la escena underground, también estaban las bandas como Bratmobile, Bikini Kill, Slunt 6, L7, 7 Year Bitch.

Una verdadera revolución en el mundo del rock

En estos momentos de descontento social, Kathleen Hanna y Tobi Vail en Washington, crearon un fanzine llamado Bikini Kill, este proyecto terminaría convirtiéndose en la banda del mismo nombre. Las fanzineras militaban la libertad de la mujer, las hojas del zine eran propaganda política, feminista y musical. En el segundo volumen de Bikini Kill, en 1990, se publicó el manifiesto Riot Grrrl, donde exponían las razones por las cuales se revelaban:

“Porque odiamos al capitalismo en todas sus formas y creemos que nuestro mejor logro es compartir la información y mantenernos vivas en lugar de generar ganancias según los estándares establecidos”

revoluciónLuego de esto, Jen Smith, Allison Wolfe y Molly Newman de Bratmobile junto con las Bikini Kill crearon el fanzine llamado Riot Grrrl, que serviría como tanto como su medio de comunicación, como una red de mujeres jóvenes.

Esto, les permitió a crear su espacio propio que engendraría el movimiento Riot Grrrl, que terminará expandiéndose desde Washington a otras ciudades como Nueva York, Richmond, Philadelphia y Chicago.  Hay que tener en cuenta que Riot Grrrl fue justamente un movimiento y no solo una generación de mujeres en la música ni un momento literario.

Este movimiento vino a poner los valores feministas en la escena, quería “Bombardear el centro neurálgico de la falocracia del rock”, como habría dicho Kim Gordon.

Este movimiento de los 90s, que se centraba en la presencia feminista en la música, no sr origino únicamente por el contexto social y musical, sino que tenía como antecesoras a artistas como Janis Joplin, Patti Smith, The Runaways y Kim Gordon.

Desde el movimiento hippie de los sesenta, la figura de la mujer intenta consolidarse en la escena del rock como protagonista y no como un simple accesorio. Estas ideas se consolidaron en la década siguiente gracias al punk, que se presentó como una renovación musical pero también social.

El movimiento Riot Grrrl no surge de manera espontánea y tampoco es una homogeneidad de géneros ni posturas. Dentro de él hubo bandas más radicales con sus mensajes como las 7 Year Bitch con su canción “Dead Men Don’t Rape” y bandas como Hole que no manifestaban su postura de manera tan abrupta. Al movimiento lo integraron muchas bandas de punk, grunge, hard rock como Bratmobille y Bikini Kill, pero también bandas como Sleater-Kinney que hacían un rock alternativo con sonidos suaves y melancólicos. 

Así, como todo aquello que se planta en contra de lo establecido, las mujeres que pertenecían al movimiento fueron unas de las primeras “feminazis” –término que comenzó a utilizarse de manera peyorativa hacia las feministas a comienzos de los noventa -.

También fueron esas que “Se llaman riot grrrls y vienen a por tus hijas”, como anunciaba la revista Rolling Stone para alertar de su peligrosidad a las familias de bien yanquis. 

Sin embargo, el movimiento Riot Grrl no fue un movimiento de nazis ni de mujeres que querían salir a matar hombres, sino que fue un movimiento feminista dentro del rock, no tenían un sonido ni un grupo consolidado, fue la respuesta cultural al machismo de la escena, pero también a su heterosexismo, a su racismo y su culto a la delgadez.

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