En sus escenas finales, la película de Santiago Mitre – nominada a los premios Oscar -incorpora como banda de sonido la canción de Charly García Inconsciente Colectivo. El tema funciona como corolario de la idea central del film, la lucha por la libertad. La letra escrita por Charly simboliza de forma contundente el espíritu de época, el sol comenzaba a asomar luego de los años de plomo. Aquellos 80, que se inician con la guerra de Malvinas y culminan con la salida apresurada del gobierno radical, marcaron no solo la consolidación de la democracia, sino también la consagración del rock argentino en el continente. La industria puso el ojo en el género que, hasta ese momento, era un fenómeno de nicho. El contexto histórico generó el marco propicio para que el rock argentino deje definitivamente la marginalidad y se convierta en un verdadero fenómeno de masas.
El año 1985 fue un momento clave. En enero comienza a transmitir la F.M. Rock & Pop, causando una revolución en la radiofonía argentina. Por su parte, el diario Clarín lanza el suplemento Si, dedicado exclusivamente a la cultura joven y al rock como eje principal de sus contenidos. Con la llegada de la Rock & Pop se realiza el festival homónimo, el cual reúne por primera vez a figuras y bandas internacionales con los popes del rock nacional. Mediante un entramado de medios, productoras, agencias de representación, discográficas, discotecas y empresas de indumentaria, la industria del entretenimiento se volcó a “lo joven” como elemento de consumo masivo. En décadas anteriores hubo fenómenos adolescentes, nunca con este calibre de producción e impacto.
Buenos Aires, nuevos aires en el rock
Con solo repasar los lanzamientos discográficos de aquel año alcanza para dimensionar el momento que se estaba viviendo. La lista es imbatible: Rockas Vivas de Miguel Mateos, Nada Personal de Soda Stereo, Locura de Virus, Giros de Fito Paez, Los Abuelos en el Opera, G.I.T. con su “disco negro”. Además ocurren dos hechos fundamentales: el debut en las bateas de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota con Gulp!, y el primer lanzamiento de Sumo, Divididos por la Felicidad. Si bien estas dos últimas bandas no formaban parte del “mainstream” musical del momento, lo cierto es que el tiempo los sumó al panteón de las deidades intocables.
¿Pero qué otras cosas pasaban por Buenos Aires en aquel 1985, año del juicio a las juntas? La efervescencia era general, el “underground” porteño ardía. Funcionaba una escena paralela que representaba una verdadera contracultura. Poseía modos de producción alternativos, un original aparato mediático y escenarios propios donde desarrollarse. En cuanto a lo musical, el denominador común era el punk rock/new wave y sus derivados. Se destacaba también la incipiente escena del heavy metal, que explotaría años más tarde. Como contrapartida conceptual al rock “oficial”, estos grupos presentaban propuestas más radicales y directas. Ofrecían un “lado B” cargado de rabia y rebeldía frente al optimismo generalizado de las estrellas consagradas. Relegados del circuito mediático, generaron una realidad autónoma que no buscaba el ascenso ni el éxito comercial como un fin superador, por el contrario se definían en valores inamovibles. La independencia y la intransigencia eran algunas de sus premisas fundamentales. Este grupo de bandas estaban unidas a través de un sentimiento de decepción frente a una democracia que veían más como un montaje que como algo real.
Todavía eran comunes las redadas policiales. Por aquel entonces las comisarías poseían la facultad de generar sus propios “edictos”, una especie de marco legal paralelo. Con esta herramienta en su poder, podían disponer de operativos de control y detener ciudadanos de manera arbitraria. Los recitales punks y heavys eran un blanco infalible. Bajo estructuras de pensamiento y acción heredadas de la dictadura, se mantenía la persecución a todo aquel joven que se veía “diferente”, “raro” o “peligroso”. Las salidas en general culminaban en la comisaría. Los tiempos habían cambiado, pero los viejos modos se mantenían.
Y ahora, ¿qué pasa?
El caso más destacado es el de Los Violadores, quienes fueron la punta de lanza de ese circuito. Funcionaron en una modalidad híbrida, obteniendo difusión en los grandes medios y girando por Latinoamérica, sin perder los lazos con el underground. El 5 de julio de 1985 editan su segundo long play, Y ahora qué pasa eh?. La placa fue un éxito comercial y convirtió al grupo en uno de los referentes más importantes del rock hasta el año 1992, cuando sufren su primera separación. Además de un puñado de canciones notables, incluido el hit 1,2, Ultraviolento, el álbum es un manifiesto directo de denuncia y análisis político. La guerra fría, el recuerdo reciente de Malvinas, la hermandad latinoamericana, las “formas” de la revolución, la ponderación de la libertad y la autorrealización como ejes de la existencia son solo algunos conceptos sobre los que Gramática, Stuka y Pil Trafa hablan en sus letras. El disco fue elegido como el cuarto mejor del año por los lectores de la revista Pelo. Es hoy un imprescindible en el historial de los grandes discos del rock nacional.
Debajo de Los Violadores, la escena punk transitaba un momento de transición. El resto de los grupos seminales formados entre el 79 y el 82 (Alerta Roja, Los Baraja, Los Laxantes) habían desaparecido o estaban por hacerlo. Ese año se iniciaría un recambio generacional que sentaría las bases de lo que más tarde se conoció como el “Nuevo Rock Argentino” y la escena del “Buenos Aires Hardcore”. La aparición de una agrupación emblemática, Todos Tus Muertos, produce un quiebre. Si bien llegan al disco más tarde, de la mano de Daniel Melero en 1986, se convierten en protagonistas del circuito aportando grandes clásicos a la banda sonora del momento. Liderados por Gamexane y Fidel Nadal, los muertos tendrán trascendencia internacional en la década siguiente. La banda sería una de las animadoras de la MTV latina en los 90’s, causando furor en México y Centroamérica. Fidel formaría parte, en algún momento, de la agrupación francesa Mano Negra.
Otros nombres de la escena eran Sentimiento Incontrolable, Mutantes del Kaos, Cadáveres de Niños y los incipientes Massacre Palestina, quienes introducen el sonido de la costa oeste norteamericana y la cultura del skate. El deporte de tablas se mimetizó con el movimiento punk, generando a partir de esos años una subcultura urbana de gran crecimiento. Tal como Todos tus Muertos, estos grupos protagonistas de la escena llegan a grabar en años posteriores
Si hubo un aporte de la movida punk de aquellos tiempos fue el papel que tuvieron las mujeres. Se destacan la iniciática Sissi Hansen, emblema de los primeros días y protagonista de performances legendarias en el Café Einstein junto a Geniol; Sandra Chaya, conocida como Trixy, quien lidera al grupo “Los Maniáticos”; y, por último, Patricia Pietrafesa, música, activista y cronista destacada de la época, con una larga carrera que perdura aún hoy.
En cuanto al heavy metal, 1985 es un año de inflexión. Riff, comandados por Pappo, se reagrupa en una formación alternativa y lanza su disco Riff VII. Aunque el grupo era altamente convocante, el disco no es uno de sus mejores exponentes. El resto de la escena suplicaba por subsistir presentándose en lugares con muy malas condiciones y en circuitos periféricos de Capital y el gran Buenos Aires. Bandas de la primera ola como Hellion y Thor desaparecen. En general no se registran grandes lanzamientos. Se inicia así un proceso de rearmado que sentará las bases de la gran explosión acontecida en los años noventa.
Un hito del momento es el lanzamiento, por parte de V8, del disco Un paso más en la batalla. El segundo L.P. del grupo fundacional del heavy metal argentino se destaca por ser el último que graba la formación original. A partir de este momento, la banda comienza a desmoronarse e inicia el camino a su disolución definitiva. El proceso de grabación no es bien recordado por sus integrantes. La química personal se había perdido producto del abuso de sustancias y diferencias en cuanto al manejo del grupo. Sin embargo, el disco consolida artísticamente al género otorgándole un cariz épico y heroico. V8 sienta las bases conceptuales de lo que será el metal criollo. Ideas como la lucha, la fuerza y la resistencia son ejes fundamentales que retomaran constantemente el resto de los grupos del género a lo largo de la historia. Un Paso Más en la Batalla contiene clásicos como La Mano Maldita e Ideando la Fuga. De las cenizas del grupo nacerán las cuatro grandes bandas del rock pesado de los siguientes quince años: Hermética, Horcas, Logos y Rata Blanca. A los cuales se sumará A.N.I.M.A.L., formado también por sobrevivientes de esa escena.
Escenarios y contracultura
Todo movimiento disruptivo tiene su propio marco de expresión. Mientras el rock oficial se mudaba a espacios más grandes, el underground se atrincheraba en sus propios santuarios. En junio de 1985 Omar Chaban y Katja Aleman abrieron la discoteca Cemento. Ubicada en la calle Estados Unidos al 1200, el reducto se convirtió en una plaza esencial, tal vez la más importante de la escena. Cemento fue la tribuna por donde pasaron todos. Es, hoy en día, una leyenda de la vida cultural de Buenos Aires, el símbolo de una época.
Por aquel momento también abre el centro Parakultural, más orientado a expresiones teatrales. Las performances se mezclaban con el rock, generando un caldo de cultivo donde se desarrollaría la escena dark y post punk. Grupos como Los Pillos, El lado Salvaje y Don Cornelio se convierten en habitués del lugar. Del choque de estas dos culturas (el teatro y el rock) años más tarde surgirían fenómenos como el de Los Brujos, entre otros. Otros imperdibles de la época fueron Medio Mundo Varieté, La Capilla y, un poco más tarde, Prix D´ami y el Teatro Arlequines.
Alejados de los grandes medios de difusión, la cultura punk y heavy aportan sus propios medios independientes. Tomando el formato del fanzine anglosajón, comienzan a circular publicaciones caseras escritas, producidas y distribuidas por los propios protagonistas de la escena. Como nadie escribía sobre ellos y sus preocupaciones, tuvieron que generar sus propios espacios de expresión. Se destacan dos fanzines, Rebelión Rock y Resistencia. El primero comienza a publicarse en 1985 y su contenido está abocado casi en exclusiva a divulgar las actividades de los grupos de la época. El segundo inicia su recorrido en 1984 y su contenido sobrepasa el rock, incluyendo notas sobra análisis político, denuncias, y el tratamiento de temas “tabú” para la época, como el aborto y el consumo de drogas. Resistencia es un hito en el periodismo subterráneo argentino. Fue producido por Patricia Pietrafesa, nombrada en párrafos anteriores, y continuó publicándose hasta el año 2001.
De rankings a playlist
La aparición de la película Argentina 1985 sirve para revisitar aquel momento fundamental de la historia reciente. El proceso de recuperación de la democracia no fue solo un hecho político, la sociedad y la cultura en general fueron atravesadas por semejante acontecimiento. Luego de la represión, la producción cultural de esos años fue enorme, dando que hablar aún al día de hoy.
Volviendo sobre la encuesta anual de la revista Pelo, publicada en diciembre de 1985, los lectores votaron como las cinco mejores canciones del año a:
- Nada Personal – Soda Stereo
- Perdiendo el Control – Zas
- Yo vengo a ofrecer mi corazón – Fito Paez
- Tira para arriba – Zas
- Cable a tierra – Fito Paez
En los tiempos que se viven, donde las playlist ordenan los modos de consumo, se puede armar un listado de canciones alternativo al de la revista, no tan conocidos ni recordados, pero no por ello menos representativo del momento.
- Nada ni Nadie nos puede doblegar – Los Violadores
- Esclavos de los estados – Sentimiento Incontrolable
- El espejo – Todos Tus Muertos
- Armado y paranoico – Cadáveres de Niños
- Deseando destruir y matar – V8
