¿Qué vuelve tan especial a la película el viaje de Chihiro? ¿Por qué Cinemark les rinde homenaje a la productora Ghibili y a uno de sus directores, Hayao Miyazaki? La película de animación japonesa más taquillera de la historia plantea una pregunta: ¿Y si toda la suerte de los padres dependiera de los hijos?
Chihiro (que significa “mil búsquedas”) es una chica de diez años que sale de excursión con su familia. Aunque es medio torpe, no es una princesa desvalida. Es una heroína de armas tomar que deberá salvar a los suyos, presa del embrujo de una hechicera que los ha transformado en chanchos.
Abuelito, dime tú
Mucho tiempo antes del estreno de este film, el entonces joven artista japonés, Hayao Miyazaki, viajaba a Suiza y a Alemania junto a su mentor, Isao Takahata (fallecido en 2018). Iban a fotografiar los Alpes y las cabras que los inspirarían para animar la reconocida serie Heidi. La chica de las montañas sentó las bases de lo que después sería Estudios Ghibili.
El revolucionario Hayao Miyazaki (82), es un director de cine de animación, ilustrador, y productor de anime japonés. Es conocido por revisar cuadro a cuadro cada fotograma.
Fundó esta casa junto a Isao Takahata, padre de la animación japonesa y su ex jefe en tiempos de Heidi.
Estudios Ghibili cambió la manera de hacer animación en Japón y en el mundo.
Produjo 22 películas, 6 de las más taquilleras del cine japonés, 5 nominadas al Óscar. El viaje de Chihiro ganó el Óscar a la mejor película de animación.
Las heroínas Ghibili no son inútiles
En medio de princesas durmientes y rescatadas por príncipes, con intereses siempre románticos, el mágico universo miyazakiano es una bocanada de aire fresco. Tal como indica su nombre. Ghibili significa “siroco”, y se refiere a los nuevos aires que la productora aportaría a la industria de la animación.
Hoy, que miramos con más cuidado los contenidos de ficción consumidos por las infancias, vemos que películas como Nicki, la aprendiz de bruja, Totoro o El viaje de Chihiro resisten bien el paso del tiempo.
Abelardo Castillo, el escritor argentino, dijo una vez en una conferencia en el Malba, que siendo joven pudo entender los libros de Herman Hesse. Según contaba Castillo, ya adulto volvió a leerlos, pero no pudo comprenderlos como antes.
Algo así le pasa a la inexperta aunque angelada Chihiro. Al llegar a la casa de baños Yubaba, se le aparecen espíritus como el Sin Cara. A veces son figuras que solo ella puede ver.
El mundo mágico de la casa de los baños de Yubaba se basa en el Onsen de Dogo, una de las casas de aguas termales más antiguas de Japón. Para crear las calles aledañas, se inspiraron en la el pequeño pueblo de Juifen, en Taiwán.
Es una historia alejada de la princesa Disney, siempre rescatada por príncipes encantadores de jopo rubio medio bala (aunque tiene puntos en común con Mulán, quien también lucha para salvar a su padre).
Chihiro, como muchas de las protagonistas del mundo Ghibili, es una niña fuerte, independiente y luchadora.
Salvar a los padres junto al chico dragón
En la mitología griega, el rey Euristeo le encargaba a Hércules cumplir con doce trabajos. Al traspasar un umbral mágico, Chihiro entra a una ciudad de otro mundo, en la que los padres, al comer con desmesura, quedan esclavizados por la hechicera Baba Yaga.
Chihiro deberá atizar la chimenea y mantener los baños públicos de la bruja con el objetivo de salvar a sus padres, convertidos en chanchos.
En su misión, Chihiro hará amistad con Haku (blanco) o el chico dragón . Pero atención, quien lleva adelante la trama es la joven, y Haku será solo un colaborador (al revés que en duplas tradicionales, aquí quien tiene un rol secundario es el varón, quien es rescatado por ella).
También el interés romántico es menor, lo más importante será la tarea que Chihiro deberá completar.
Chihiro se cambia el nombre
Al ingresar al mundo mágico, Chihiro cambia su nombre por Sen. Asume una nueva identidad. Y es que la película trata acerca del tema de madurar o crecer.
La protagonista seguirá su aventura acompañada por guardianes de otros mundos fantásticos, que viajan con a ella en un momento difícil para completar juntos la tarea.
Totoro, la mascota amuleto, en la ficción como en la vida
Para poder estrenar Totoro (que significa duende), los socios Miyazaki y Takahata no duraron en apostarlo todo y quedar al borde de la quiebra.
Un acuerdo de merchandising les dio los aportes necesarios para seguir trabajando.
Así como, en la ficción, Totoro ayuda a Mei y Tatsuki, las dos nenas de ese largometraje a pasar un momento difícil de sus vidas, en la historia de Ghibili, fue el acuerdo por merchandising de Totoro lo que salvó a la productora de la quiebra.
En su honor, Totoro es ahora la mascota y logo de Ghibili.
Dibujar con un nuevo estilo
Miyazaki ha rechazado los medios de animación tradicionales, dibujando a mano. A partir de La princesa Mononoke comenzaron a utilizar animación para generar las imágenes, pero igual él siguió supervisando cuadro a cuadro sus películas.
Con este nuevo estilo visual y la renovación de temática, con personajes femeninos no estereotipados, que toman la acción, Estudios Ghibili fue dejando un sello propio que lo volvió inconfundible.
También lleva duende su música, el catálogo de Ghibili incluye inolvidables bandas de sonido, un viaje musical de más de 693 canciones, disponibles en Spotify.
Crecer en la guerra y dibujar con mirada humanista
Antes preguntamos qué pasaría la misión de las hijas fuera salvar a sus padres. Y ese interrogante tiene mucho que ver con la vida personal de Miyazaki, nos lleva a su infancia.
Hayao creció en medio de la guerra, su padre, el director de Miyazaki Airplaine, construía timones para aviones de combate.
Los Miyazaki tuvieron que ser evacuados de su ciudad. Ver los bombardeos nocturnos a la edad de cuatro años le dejó una gran impresión en el joven Hayao.
Estas vivencias cimentaron en el director una mirada humanista de la vida y fueron alimento para construir un mundo mágico, al que solo los niños pueden acceder.
Miyazaki tuvo una pasión temprana por el dibujo y por el manga. Sus trabajos proponen seguir una clave estética propia, contemplativa, silvestre, despegada de la artificialidad de Disney. Los temas de sus films no subestiman al público infantil.
El Museo Ghibili
En el largometraje de Chihiro, los hombres de la ciudad se volvían locos por el oro. Cuando se agachaban a juntarlo, el monstruo del pantano los devoraba.
Pero Chihiro rompe el hechizo al rechazar las pepitas. No tiene una codicia desmedida ni cae rendida ante sus pies malolientes. Entonces el monstruo vuelve a su forma original y se convierte en su ayudante.
El director, marcado por su infancia en la guerra, tomó una postura humanista y contó otro tipo de historias. Películas de gran belleza, innovadoras y arriesgadas. En la actualidad puede visitarse el Museo Ghibili, un “portal abierto al mundo de la fantasía”, según Miyazaki. Las entradas deben hacerse con meses de anticipación y el cupón de reserva se canjea por un pequeño trozo de película real de 35 milímetros.
El museo exhibe trabajos realizados por el estudio. Se ubica al oeste de Japón, en Mitaka. Miyazaki tiene “duende” o Totoro, vive en los detalles importantes. Se detiene a dibujarnos paisajes y puertas de un mundo mágico, poblado con monstruos o duendes amables. Como el mismo Totoro, que en su momento protegió las finanzas de los dos directores y nos permitió seguir disfrutando de estas historias preciosas.
