El nuevo k-drama de Netflix, The Glory, acaba de estrenar su segunda parte poniendo punto final al plan de Moon Dong-eun. Esta visceral historia centrada en la venganza de una víctima de abuso sobre quienes hicieron de su vida un infierno en la secundaria muestra, sin timidez, la crueldad de una sociedad surcoreana donde el acoso escolar es una problemática sin solución.

En la serie, la víctima se convierte en victimaria de aquellos que fueron los perpetradores y espectadores de sus días de intimidación. La trama se cocina a fuego lento a lo largo de sus dieciséis capítulos hasta llegar a un clímax más que satisfactorio. No somos testigos de una caza furtiva, sino del juego del gato y el ratón, una venganza feroz pero silenciosa.

The Glory, Primera parte

Nunca es fácil ver una historia sobre alguien atormentado innecesaria y cruelmente, pero en su correcta medida resulta vital para dimensionar lo común que suele ser en nuestra propia realidad. Para alguien que lo ha padecido, la venganza no es solo una opción, sino un imperativo, y para que entendamos el punto de vista de nuestra protagonista se nos muestra con gran detalle la brutalidad de su tormento durante sus años escolares. Esta narrativa permite al público simpatizar con Dong-eun y sentir que su venganza está justificada, aunque también causa que varios pasajes de la serie sean difíciles de tolerar.

Dong-eun no persigue a sus viejos matones por casualidad, ha dedicado toda su vida a la causa, siguiendo obsesivamente sus vidas y planeando cómo arruinarlas. Fue molestada por ser pobre y su falta de apoyo social y familiar la dejó indefensa. También lo hizo el estatus socioeconómico de sus acosadores, todos niños privilegiados y mimados, conscientes de que sin importar sus acciones no enfrentarían ningún castigo por parte de la policía o las autoridades de la escuela.

Despues de años de tortura fisica y psicologica, Dong-eun se centró en su educación y carrera, pero las cicatrices nunca sanaron, transformándose en un recordatorio constante de que cualquier justicia potencial tendría que lograrse en sus propios términos.

El elenco de The Glory junto a la guionista, Kim Eun Sook, y el director, Ahn Gil-ho.

Y así, tenemos una historia. Los primeros ocho capítulos están enmarcados por una Dong-eun adulta enfrentando a Park Yeon-jin, la líder del grupo que le hizo la vida tan miserable y a sus secuaces. A través de eso, la audiencia obtiene una narración que llena algunos espacios en blanco narrativos y nos da una excusa para saltar hacia atrás y hacia adelante a través del tiempo.

La acertada utilización del juego de estrategia para dos jugadores Go / Baduk (que implica rodear a tu enemigo para ganar territorio) como una encarnación de la venganza de Dong-eun es un claro ejemplo del plan que ejecuta a paso firme y calculado. El juego también refleja las aspiraciones de la joven de convertirse en arquitecta, ya que metafóricamente trata de destruir las «casas» de sus enemigos. Las tensiones aumentan cada vez que hay una confrontación entre Dong-eun y sus perpetradores, pero los personajes no entran en grandes secuencias de acción, sino que usan sus palabras para lastimar al otro.

 La actuación de Song Hye-kyo como Dong-eun es impresionante al representar una imagen constante de determinación, tranquilidad y furia reprimida, volviéndola alternativamente comprensiva y ligeramente aterradora. Como sucede con la mayoría de los K-dramas, las subtramas fuera de lugar -como Dong-eun solicitando la ayuda de otra mujer a cambio de matar a su esposo y Lee Do-hyun como un interés amoroso- se sienten innecesarias.

Por otra parte, el enfoque en el tormento perverso de los niños en edad escolar puede volverse agotador. Pero, también, estas cosas realmente ocurren diariamente. The Glory se construye como una catarsis para la recuperación: su moralidad puede ser cuestionable y su drama a veces es exagerado, pero resulta sumamente efectivo.

Segunda parte

La segunda mitad de The Glory acelera su ritmo a medida que nuestra “heroína” se acerca a su presa. Aunque hay algunos obstáculos en su camino, este está mayormente despejado, y se hace evidente que esta historia de venganza no se trata tanto del viaje como del final violento. Las cartas de Moon Dong-eun están sobre la mesa y, aunque sus intenciones fueron anunciadas desde el principio, esto no parece evitar que su venganza avance sin inconvenientes.

La primera mitad del drama estableció claramente las razones por las que la audiencia debería apoyar a Dong-eun, aunque no es ni por asomo un personaje virtuoso. Con el correr de los capítulos coquetea con un área gris que raya la villanía. Sus manos están limpias, pero solo porque manipula hábilmente a otros para que hagan el trabajo sucio por ella.

Yeon-jin, la antagonista, resulta decepcionante en este tramo final al no poder estar en ningún momento a la altura de Dong-eun. Es cierto que ella es una ex matona convertida, cuya vida poco tiene que ver con una Dong-eun mucho más inteligente y con la ventaja de muchos años de preparación. Pero aun así, la dinámica se torna floja y presenta una falta de oposición clara.

Una vez que se ha ejecutado la venganza y los castigos han caído sobre los culpables, las sentencias causan una sensación de justicia que podría coronarlo todo como un final feliz. Ante la consumación de sus propósitos, Dong-eun ya no tiene una motivación para seguir cargando con su pasado. Sin embargo, otro complot de venganza se convierte en una nueva razón de vida cuando sus pies surcan el aire. Bien podríamos tener un cierre definitivo sin nada que reprochar, pero la puerta se abre para una continuación de la historia y una nueva exploración del personaje.

Un reflejo de la sociedad coreana

Kim Eun Sook, la creadora de la serie, investigó la violencia escolar sistémica que ha impactado a la sociedad coreana durante décadas antes de crear The Glory. La intimidación es un problema generalizado en Corea, donde el suicidio ha sido la principal causa de muerte entre los jóvenes desde 2007. En las últimas décadas, también se ha convertido en un tema muy discutido, ya que el gobierno trabaja para combatir el problema.

En 2004, Corea aprobó una ley llamada Ley Especial para la Prevención de la Violencia Escolar, tras la muerte de varios adolescentes por suicidio después de haber sido intimidados. La legislación llevó a la formación de comités escolares para monitorear la intimidación, pero según este reciente artículo del Korea Times, la intimidación sigue siendo un problema importante.

Muchos de los detalles perturbadores que se ven en la serie se basan en un incidente de la vida real que ocurrió en 2006, en una escuela de niñas en Cheongju, Corea del Sur. En ese caso, tres niñas de noveno grado intimidaron a su compañera de clase durante un período de 20 días, que incluyó quemaduras con un rizador de pelo en la piel de la víctima. El abuso resultó en una hospitalización de seis semanas por lesiones, entre ellas un cóccix protruido.

Si bien las tasas de intimidación reportadas por la encuesta de Corea del Sur no son necesariamente más altas que las de otros países, la intimidación ocupa una posición descomunal en el discurso público. En los últimos años, ha habido un ajuste de cuentas al estilo #MeToo sobre figuras de alto perfil que han sido acusadas de acoso mientras estaban en la escuela. Los casos prominentes incluyen a las atletas gemelas Lee Jae-yeong y Lee Da-yeong del equipo nacional de voleibol femenino de Corea del Sur, el actor Kim Ji-soo y Kim Ga-ram, ahora ex miembro del grupo femenino de Kpop LE SSERAFIM.

Como muestra The Glory, tales discusiones sobre el acoso escolar se vuelven angustiantes en la sociedad de Corea del Sur y, a menudo, resaltan las disparidades socioeconómicas. Debido al estatus y la influencia de sus familias, muchos acosadores nunca enfrentan ninguna consecuencia y llegan a ser aún más exitosos como adultos. Cuando los estudiantes intimidados piden ayuda, los maestros con pocos recursos a menudo rechazan tales solicitudes.

En la serie incluso vemos a uno de los maestros simplemente decirle a Dong-eun que «los amigos se golpean de vez en cuando». Por este motivo, The Glory surge como una denuncia hacia un sistema que, en lugar de cuidar a los jóvenes, los aplasta, sosteniendo los privilegios de clase que benefician a los abusadores.